
La puerta al Himalaya
El tiempo nos dio una tregua, amaneció con un sol esplendido. Hoy visitaría por segunda vez el pueblo de Jana, ese pequeño pueblecito perdido en las montañas del cual tenía un recuerdo maravilloso. Sobre todo quería ver a Chande Ram, el señor que nos enseñó el pueblo y nos invitó a tomar té en su casa.

Después del desayuno en el Gaurson`s Cottage quedamos con un amigo de Rinku, Jagdish Thakur, el cual se vendría con nosotros a Jana, también quería supervisar y mostrarme en hotelito que estaba construyendo en el pueblo. Jagdish fue guía en Delhi, y su español era perfecto.
Jana Village se encuentra entre Kullu y Manali, en un desvío a la derecha. La carretera no tenía nada que ver a la que llegué a conocer en el 2017, los monzones había levantado el asfalto, pero los paisajes seguían siendo lo mismo de majestuosos.

Nos fuimos directamente a la cascada de Jana Gaon, donde en el restaurante que hay al lado, tomamos un té y conversamos con su dueño Mani Ram Dhaba. También visitamos el hotelito de Jagdish, el cual tenía un enclave privilegiado.
Tenía mucho interés en volver a ver al Sr. Chande Ram, quería preguntarle por su familia y si había recibido las fotos que le envié, pero estaba trabajando cogiendo manzanas, aprovechaba el día que no llovía para trabajar en el campo. El pueblo seguía teniendo el mismo encanto y magia, pero habían proliferado las plantaciones de marihuana, mucha gente se dedicaba a ello y el olor se hacía presente por muchas zonas. Terminada la visita nos fuimos a almorzar al pueblo de Naggar y disfrutar de unas magnificas vistas sobre el valle de Kullu.

Al día siguiente nos fuimos a Manali, no daba crédito de cómo había quedado el río y sus aledaños, destrozados por las lluvias, la estación de autobuses había sido totalmente arrastrada por la fuerza del agua, maquinaria pesada de trabajo destrozada, restaurantes, bares, tiendas, solo quedaban los cimientos, la mitad de la carretera junto al río había desaparecido, era desolador ver aquella situación, pero muchos operarios se afanaban para reparar aquel desastre.

Manali, en la orilla del río Beas es una pintoresca ciudad, ofrece mucho a los turistas, como paseos por sus impresionantes bosques, deportes como parapente, montañismo y descenso por el río. Entrada a los distritos de Lahaul, Spiti y Leh.
Nos fuimos al Mahin Cottage, un hotel situado en el centro de Manali. Era un lugar muy acogedor.
En Manali, esta vez visité algunos lugares que me quedaron pendientes la vez anterior.

Manu Temple: se erige como uno de los sitios espirituales más venerados de la región. Está dedicado al sabio Manu. Según las escrituras hindúes, se cree que Manu fue el creador de la vida humana tras el gran diluvio. Se dice que meditó en este lugar, lo que lo convierto en un lugar sagrado de peregrinación.
La construcción del templo se le atribuye al rey Raja Manu. En el siglo XIX, se renovó el templo, añadiéndole un nuevo santuario y un tejado en forma de pagoda. Está situado en Old Manali, zona que sin duda deben visitar, en cierto modo te traslada a otra época.

Templo de Vashisht: a tan solo 3 km de Manali, en el pueblo de Vashisht, famoso por sus aguas termales conocidas también como Vashisht Kund. A estas aguas termales se le atribuyen propiedades terapéuticas sobre todo para afecciones de la piel y reumatismo y se encuentran junto al templo. Una zona es para hombres y otra para mujeres. Este templo está dedicado al sabio Vashisht, el gurú Kula del señor Rama.
Gadhan Thekchhokling Gompa: Este templo fue construido en 1969 por refugiados tibetanos, de ahí que su arquitectura representa el estilo tibetano. En el centro del templo hay un gran Buda Sakiamuni. Se encuentra en el centro de la ciudad.

Por la calle nos encontramos otra procesión, hombres transportaban a su Dios a un templo.
Continuamos atravesando el Atal túnel, también conocido como túnel de Rothang, con sus 9.02 km a una altitud de 3048 m, conecta Manali y Keyllong, este túnel permite sortear el paso de Rothang. Condujimos por el valle de Lahaul. Atravesamos montañas con sus picos nevados, cascadas de agua que se deslizaban por paredes rocosas, gente que trabajaban sus campos, paisajes donde la inmensidad te abruma, los pueblos de Koksar y Sissu. Llegamos hasta un punto, en el cual necesitas un permiso para poder continuar y pasar al Valle de Spiti.
De regreso paramos en Kothi, desde donde pude observar la huella de la avalancha que arrastró piedras y arboles arrasando todo lo que se encontraba en su camino hasta Manali.

El centro de Manali sigue tan bullicioso, tal y como lo recordaba, lleno de tiendas y restaurantes.
Otros lugares de interés son el Hadimba Temple, y sus alrededores el Naggar Castle y Roerich Art Gallery, estos lugares los visité unos cuantos años atrás y escribí sobre ellos.
La cena la hicimos en el Mahin Cottage, donde nos prepararon un cordero delicioso.