Pokaran y el Museo de la Guerra
Jodhpur me dejó un buen sabor de boca, tanto la ciudad como su gente. Pero teníamos que seguir nuestra ruta. Pusimos rumbo a Jaisalmer, unos 280 km, cinco horas aproximadamente de viaje.
En ruta visitamos en Osiyan el templo de Sachiya Mata, construido por el rey Parmar Upendre entre los siglos IX y X. Osiyan es un importante centro de peregrinación para las comunidades Jain, Oswal y Maheshwari. Personalmente fue una parada que por mí no la hubiese hecho, tal vez esté equivocada, pero después de haber visitado ciertos templos y palacios, este no me impactó para nada.
Nuestro conductor Govind nos propuso hacer una parada por su cuenta, para que visitásemos el Fuerte de Pokaran, estaba muy amable ya que en Jaisalmer nos quería vender tienda de campaña y noche en el desierto.
Pokaran fue sitio de pruebas de la primera detonación de arma nuclear subterránea de la India.
El fuerte de Pokaran data del siglo XIV, construido en piedra caliza roja. Fue el primer fuerte del jefe de los Champawats, el clan de los Rathores del estado de Marwar-Jodhpur. Hoy en día pertenece a la familia real de Pokaran y parte del fuerte es un hotel.
Es un laberinto de pasillos, con exposiciones de armas, fotografías y enseres, pero en un estado de dejadez tremendo, comido de polvo y con nidos de palomas dentro de las habitaciones. No obstante tiene algunas bonitas balconadas. El precio de la entrada es de 200 rupias para los turistas y 50 rupias para los nacionales, tienes que pagar 50 rupias para hacer fotos.
La ciudad estaba abarrotada, era viernes y los musulmanes estaban de celebración.
Govind queriéndose congraciar con nosotros, nos llevó a ver el Museo de la Guerra de Jaisalmer.
Este museo fue concebido por el teniente general Bobby Mathews, oficial general al mando del Cuerpo del Desierto, y construido por dicho cuerpo. Fue conceptualizado para mostrar la rica historia militar de la India y mostrar sus esfuerzos bélicos en el pasado y sobre todo para concienciar a la gente sobre el sacrificio realizado por el ejército indio y sobre todo por las Fuerzas Armadas indias.
El emplazamiento de este museo fue elegido el distrito de Jaisalmer por sus ricas tradiciones marciales y por sus numerosas batallas, entre ellas la famosa batalla de Laungewala en 1971.
El museo tiene un Muro de Honor con los nombres grabados de los ganadores por sus premios a la valentía, dos grandes salas de exhibición, la sala de la Armada India y la sala Laungewala. En el exterior hay aviones, camiones y tanques capturados a los enemigos. No olvidemos que debido a la cercanía con la frontera con Pakistán los campamentos militares abundan por todos los sitios.
La entrada al Museo de la Guerra cuesta 30 rupias.
Por fin llegamos a Jaisalmer, la ciudad dorada, realmente cansados de tantos kilómetros y paradas.
Primeramente fuimos a las oficinas de Mahendra Singh, el señor que nos proporcionó el conductor, nosotros contratamos este servicio.
Posteriormente fuimos a ver hoteles donde hospedarnos, ya no quería reservar con Booking, las dos reservas anteriores fueron decepcionantes. Saqué la lista que tenía hecha y el primero que visitamos fue el Hotel Pleasant Haveli, no estaba mal, pero quise visitar otro de los que llevaba en mi lista. Fuimos al Hotel Jasmin Home, cuando lo vimos, teníamos claro que de allí no me movería. El hotel solo tiene 8 habitaciones, con todo tipo de detalles, habitaciones decoradas con mucho gusto y bonitos baños, una terraza con vistas al fuerte, y sobre todo el propietario del Hotel una persona que nos atendió y ayudó maravillosamente. Fue todo un acierto y si volviese a Jaisalmer, tengo muy claro que me quedaría en el hotel Jasmin Home. Otra cosa que tiene a su favor es que no está nada lejos del fuerte.
Era tarde y nos fuimos a cenar, nuestro maravilloso conductor Govind nos dijo que nos llevaría a un buen restaurante, otro error que cometimos, teníamos que haberle preguntado al dueño del hotel, pero estábamos cansados y queríamos cenar. Nos llevó al Restaurant Royal Rasoi, no lo recomiendo para nada, no nos gustó ni la comida ni el servicio. Claro está que nos llevó porque seguramente le daban comisión.
Insistió que después de visitar el fuerte y otro lugares al día siguiente, nos reservaría una noche en el desierto en una tienda de campaña y nuestro paseo en camello, afortunadamente el dueño del hotel nos dijo que si podíamos ir al desierto hacer el paseo en camello y cenar a bajo las estrellas, pero no hacía falta quedarse a dormir si no queríamos, cosa que aceptamos para que él lo organizase, yo quería disfrutar de Jaisalmer, una ciudad que me impacto mucho nada más verla.