Recorriendo Vientian
El Parque de Buda, Xieng Khuan, que significa “ciudad del espíritu”, era otro lugar que tenía claro que volvería visitar. Un parque con unas 200 estatuas esparcidas en él. A pesar del cansancio acumulado por el viaje, no tuvimos problemas en madrugar y hacer la excursión. Recomiendo que la visita se haga a primera hora de la mañana, antes que apriete el calor y además no te encontrarás con muchos turistas, las dos veces que lo he visitado hemos estado prácticamente solas.
Se encuentra a orillas del río Mekong, a unos 26 km al sur de Vientián. Fue diseñado y construido en 1958 por Luang Pu Bunleau Sulilat, un yogui, sacerdote y chaman, donde reúne la filosofía hinduista y budista. Lo forma estatuas de cemento de Siva, Visnú, Arjona, Avalokiteshvara, Buda y muchas más.
Un monumento en forma de calabaza tiene tres niveles unidos por unas escaleras estrechas, empinadas y sin barandilla. Se dice que los niveles representa el infierno, la tierra y el cielo, arriba hay una terraza donde se puede disfrutar de una magnífica panorámica del parque. La escultura más grande es un Buda reclinado de unos 120 metros de largo, construida a modo de templo y frente a ella se ha instalado una pequeña capilla donde los fieles rezan y llevan ofrendas. La mayoría de las esculturas están orientadas al este, pero las que representan la muerte y demonios están orientadas al oeste.
Al parque se llega en el autobús nr. 14 que sale de la estación Talat Sao, en tuk tuk (con espera de una hora) o alquilando una moto. Nosotras lo hicimos en un coche que el hotel puso a nuestra disposición y Thong-ing volvió a ser nuestro chofer, queríamos disponer y disfrutar todo el tiempo posible. En el Parque de Buda, a pesar de lo extraño que resulta con todas sus estatuas invita a relajarse.
Al finalizar la visita le pedimos que nos dejase en el mercado de Talat Sao, donde telas, electrodomésticos, joyeros, perfumería, restaurantes, etc, forman un extenso conjunto de puestos y buen lugar para ver la vida cotidiana de su población.
Desde allí en dirección al río Mekong y con un calor tremenda caminamos hasta el Wat Si Saket, construido por Chao Anou entre 1819 y 1824, se cree que es el templo más antiguo de Vientián. Chao Anou se educó en la corte de Bangkok, siendo vasallo del Estado siamés. Tal vez por la semejanza de este templo con los de Bangkok hizo que los siameses lo respetasen cuando aplastaron la rebelión de Chao Anou.
Los franceses restauraron el santuario en 1924 y 1930. Las paredes interiores del claustro contienen más de dos mil imágenes de Buda hechas de plata y cerámica, debajo de las hileras de nichos hay más de 300 estatuas de Buda sentado o de pié. En el sim (salón de ordenaciones) hay una imagen de estilo jemer, esta sala está rodeada por una terraza con columnas del estilo de Bangkok que culmina en un techo de cinco pisos.
En el porche trasero del sim hay una pila de madera de unos 5 metros de largo tallada en forma de naga, que se utiliza durante el Año Nuevo laosiano para lavar las imágenes de Buda. El total de representaciones de Buda en este templo puede llegar a unas 7.000. El templo está rodeado de jardines con Stupas y casas que son la residencia de los monjes. Tuvimos una suerte tremenda al visitarlo, estuvimos prácticamente solas todo el tiempo. La entrada al Wat Si Saket nos costó 5.000 kip, que viene a ser unos 0.50 céntimos de euro.
Vientián desde mi punto de vista es una ciudad bastante tranquila en comparación con otras ciudades asiáticas, muchos templos y lugares para visitar y ofrece una diversidad de restaurantes de todo tipo de comida. Nosotras estábamos sumamente relajadas y continuamos con nuestro tour.
Habíamos visitado el Parque de Buda, el Talat Sao, el Wat Si Saket disfrutando de cada rincón y ahora nos dirigíamos al Ho Phra Keo Museum. Este templo fue construido por primera vez en 1565 para albergar el Buda de Esmeralda traído de Chiang Mai por el rey Setthathirath, después de trasladar la capital de Luang Prabang a Vientián. Fue utilizado por el rey como lugar personal de culto y debido a esto no hubo monjes residentes. En 1779 los siameses robaron el Buda y lo instalaron en el Wat Phra Kaew de Bangkok. En 1828 quedó totalmente arrasado durante la guerra de Laos y Siam. Entre 1936-1942 el santuario fue reconstruido con ayuda francesa. Impresiona por su tamaño y ornamentación, dentro del sim (salón de ordenaciones) hay diversas esculturas de Buda. La entrada nos costó 0.50 céntimos.
Estábamos bastante hambrientas, quise ir con Herminia a un restaurante en el cual estuve el año anterior y tenía una comida excelente, mezcla de cocina francesa y laosiana, pero no hubo suerte estaban cerrando. Así que en la calle Setthathilath que está llena de restaurantes escogimos un laosiano, pedimos sin tener idea de lo que íbamos comer. La comida estaba buena, pero picaba a rabiar. Lo que sí recuerdo estupendamente, es que nos bebimos una Beerlao de 600 ml cada una y salimos bien contentas del restaurante.
Continuamos con nuestro tour tranquilamente por la ciudad. De pronto nos encontramos con un colegio y entramos. Los niños se alborotaron, tendrían de 6 a 9 años, la profesora no estaba en clase e inmediatamente comenzaron a pedir que le hiciéramos fotos.
Posteriormente pero sin salirnos de la calle Setthathilath visitamos el Wat Mixay Yaram, un templo budista donde monjes estaban afanados en sus tareas. Estuvimos conversando con el monje Vinpone Silavong (Fernando) y tengo que decir que hoy en día todavía mantengo contacto con él y lo que más me alegra es que está estudiando español.
El último templo que visitamos fue el Wat Inpeng, templo poco visitado que fue construido en el siglo XVI pero fue destruido en 1827 durante la invasión siamesa. El Wat Inpeng es un templo en activo y residencia de monjes. El sim está rodeado por un porche con bellos murales y una bonita fachada. El templo tiene una biblioteca, una capilla y otras estructuras budistas.
Paseamos tranquilamente hasta llegar a la stupa That Dam, ubicada en medio de una glorieta cerca del centro de la ciudad. Antiguamente estaba recubierta de láminas de oro, se dice que los siameses lo arrancaron durante el pillaje de la ciudad en 1828 y desde entonces recibe el nombre de “negra”.
Decidimos retirarnos a descansar un poco, no habíamos descansado nada en todo el día, además habíamos quedado con Thong-ing para irnos a cenar.
Puntual nos recogió en el hotel, nos pusimos en marcha dirección al río Mekong, en la ribera del río hay una gran cantidad y variedad de bares y restaurantes. Le pedimos cenar en un restaurante local, no queríamos restaurantes que estuviesen llenos de turistas. Acabamos sentados en la calle donde una señora ayudada por su hija se dedicaba a cocinar. Todo lo que tenía allí era una bombona de butano con su correspondiente fuego, una mesa con unos pocos artilugios, ollas y recipientes donde estaban los alimentos.
Herminia le falto poco para ponerse a cocinar, además no le hacía falta ninguna traducción, con gestos le preguntaba a la señora cuales eran los ingredientes que iba a utilizar. Thong-ing fue el encargado de pedir la comida, lo único le dijimos que por favor no le pusiesen mucho picante. El arroz y el pollo estaban deliciosos, pero nos estábamos aficionando a las Beerlao. Más tarde llegó otro compañero de trabajo de Thong-ing que acababa de terminar su turno. Nos lo pasamos tremendamente bien.
Era tarde y estábamos cansadas, además habíamos quedado para ir al mercado muy temprano y después teníamos el vuelo hacia Luang Prabang.