Mandalay lleno de tesoros
Mandalay es la segunda urbe más importante de país, pero más tranquila que Yangón y fue la última capital durante la época monárquica. Esta situada al noroeste de Bagan.
Nos esperaba un día largo de viaje. Unas 8 horas para un recorrido de aprox. 200 km. Nos dirigíamos a Mandalay, y las carreteras dejaban mucho que desear, muchas de ellas estaban en muy mal estado, en septiembre los monzones habían dejado su huella a su paso.
El almuerzo fue en una pequeña aldea. El restaurante parecía una nave industrial, cuando entramos todos pensamos que ese día haríamos ayuno. Nos sentamos y nos fueron sirviendo la comida y tengo que decir que a pesar de la mala impresión que nos dio el restaurante, creo que fue una de las mejores comidas. Todos los turistas que iban entrando ponían la misma cara que nosotros habíamos puesto, pero le íbamos diciendo que no se preocupasen que el almuerzo sería formidable.
La entrada a la ciudad fue por un barrio bastante humilde, la mayoría de las viviendas estaban rodeadas de agua estancada producida por las lluvias que habían caído hacía dos meses, nubes enteras de mosquitos, niños descalzos jugando, era bastante sobrecogedor ver en las condiciones que aquella gente estaban viviendo.
Caía la tarde cuando llegamos al Hotel Sedona, tiempo para una ducha e irnos a cenar al restaurante del hotel.
A la mañana siguiente después del desayuno estábamos todos esperando en la recepción del hotel a que Antonio apareciese, era el último pero cuando lo hizo fue a lo grande, llegó vestido con un longyi, nos partíamos de la risa, no tenía sentido del ridículo, además como no sabía atárselo se puso unos tirantes, fue el alma del viaje.
Primeramente visitamos una fábrica donde elaboran el pan de oro que utilizan los devotos para sus ofrendas. Esto es un trabajo laborioso, donde se mezcla el bambú que previamente a sido limpiado quitando los nodos y las hojas, limandolo y haciendo pequeños palos para luego introducirlo durante un largo periodo de tiempo en agua. Cuando se ha hecho una masa se estira para posteriormente cortarlas en pequeñas láminas. Luego se coge unas 200 láminas y se les introduce láminas de oro. Aquí, es cuando viene el trabajo duro. Estas láminas de bambú y oro son constantemente golpeadas con un mazo durante unos 30 minutos y mientras se va estirando se van cortando las láminas. El proceso de empaquetado está a cargo de las mujeres, que introducen las láminas de pan de oro entre hojas finas de bambú. Este trabajo hay que hacerlo con sumo cuidado ya que son muy delicadas.
Solo de pensar como los jóvenes tenían que golpear aquella masa durante horas y con el calor que hacía me moría.
Nos pusimos en marcha hacía Amarapura (la ciudad de la inmortalidad), a 11 km al sur de Mandalay, penúltima capital real de Myanmar. El rey Bodawpaya fundó su nueva capital en 1783.
Visitamos el monasterio Maha Ganayon Kyaung fundado en 1914. Es un centro de estudios monásticos muy conocido con una estricta disciplina religiosa, hogar de miles de monjes. Recorrimos el monasterio, visitando sus aposentos, duchas, cocina y poco antes de las once comienza el desfile de los monjes que se dirigen al comedor. Todo un espectáculo de túnicas de color azafrán caminando. Todos los monjes llevan su bol para la comida. Los mas pequeños llevan túnicas blancas.
Seguidamente visitamos el lago Taungthaman, donde se encuentra el puente U Bein de 1.2 kilómetros, construido en 1849 sobre más de mil postes de madera de teca. Es el puente de teca más largo del mundo. El puente cuenta con cinco zonas de descanso. La mejor hora para fotografiar es el amanecer o atardecer. Desgraciadamente yo no puede estar a esa hora.
Hacía un calor aplastante, el cielo estaba de un gris plomizo y la humedad era bestial, me dieron ganas de tirarme de cabeza al lago.
Mujeres con una caña de pescar en cada mano y con el agua hasta la cintura, hombres pescando con la mano, otros en sus barcas, parecía que las agujas del reloj se habían detenido, nadie parecía tener prisa. Me hubiese quedado más tiempo.
Ya que habíamos observado trabajar a los hombres en la fábrica de pan de oro, ahora toca una visita a una fábrica textil. Mujeres confeccionando en viejos telares los trajes típicos de Myanmar y sobre todo ropa de seda con precios muy asequibles. Claro está que hace ya unos cuantos años de eso.
Después de almuerzo nos dirigimos al Palacio de Mandalay que se extiende al sur de la colina de Mandalay.
El palacio está rodeado por un fuerte con unos muros de 3.2 km de longitud y 8 m de alto. Fue reconstruido a finales de la década de 1990. El palacio original era una ciudad amurallada dentro de Mandalay y morada del rey Mindon Min que lo construyó en 1857 y del rey Thihaw que vivió en él hasta que las fuerzas británicas sitiaron la ciudad en 1885. Fue usado como residencia del gobernador de la colonia y como British Club. En la Segunda Guerra Mundial en una encarnizada lucha el palacio real se incendió, solo queda del original los enormes muros, el foso, la base sobre la que se han construido los edificios palaciegos y unas cuantas tumbas. En su reconstrucción se utilizaron mano de obra de convictos.
Al final fuimos a la colina de Mandalay de unos 230 m de altura para ver la puesta de sol y una magnifica panorámica de la ciudad. La ascensión puedes hacerla por una escaleras mecánicas y la bajada en un ascensor. Los taxis solo suben hasta la mitad del camino, o si quieres puedes hacerla caminando, pero descalzo. Hay que pagar para hacer fotos.
Estaba con Kyaw Minn preguntándole por unos edificios grandes que destacaban sobre los demás, me fue comentando que eran las universidades de tal y cual y así sucesivamente, hasta que le pregunté por un edificio enorme bastante alejado. Me contestó que era la universidad de gente mala, en ese momento pensé que tal vez el desconocía el nombre.
Volví a preguntar, ¿universidad de gente mala?, movió la cabeza para volverlo a confirmar; entonces fue cuando me acordé de la famosa cárcel de Mandalay, donde la gente era obligada a trabajos forzados, donde la Cruz Roja ni siquiera podía entrar para llevar medicamentos y atender a la gente que moría de malaria como moscas y las torturas eran frecuentes. Le dije que se llamaba cárcel pensando que no conocía la palabra, entonces me contestó que él no sabía si yo era periodista o no. No sabía lo que me quería insinuar con aquel comentario. Le repliqué diciendo que era administrativa y me contestó que eso era lo que yo decía. Fue la primera vez que noté el miedo que reinaba bajo aquella terrible dictadura. Prefería decir universidad de gente mala y contestar con evasivas. Así acabó el día y me dejó bastante pensativa.
Al día siguiente visitamos Mingun que forma parte de las ciudades antiguas. Está situada a unos 11 km río arriba de Mandalay. Merece una visita tanto por su agradable paseo en barco como por sus monumentos que se encuentran en la ribera del río Ayeyarwadi.
La Mingun Paya hubiese sido la pagoda más grande del mundo si el rey Bodawpaya no hubiese muerto durante las obras. Utilizó a miles de prisioneros de guerra de sus campañas expansionistas y esclavos siendo su construcción una pesada carga para el pueblo y el estado. Una profecía decía que cuando hubiese finalizado la construcción el rey moriría por ese motivo las obras se desaceleraron y cuando este hubo muerto en 1819 el proyecto se paró por completo. En realidad es una base agrietada de ladrillo del proyecto original. Su construcción comenzó en 1790. Fue seriamente dañada por un terremoto.
Campana de Mingun, considerada la campana más grande del mundo intacta, existe otra mayor en Moscú pero está agrietada. Pesa 90 toneladas, con 4 metros de altura y más de 5 m de boca, proporcional al tamaño de la stupa que el rey Bodawpaya quería construir.
Continuamos la visita en Mingun por un camino lleno de tiendas para los turistas. Sobresalían los puestos de marionetas muy queridas y famosas en Myanmar.
Nos dirigimos a la pagoda Mya Thien Dan o Hsinbyume Pagoda, construida en 1816 por el rey Bagyidaw en memoria a su primera consorte la princesa Hsinbyume. La pagoda quedó muy dañada por el terremoto en 1838, pero el rey Mindon la restauró en 1874. Construida como una representación de la Sulamani Pagoda y de acuerdo con la cosmología budista, se halla en la cima del monte Meru (que ocupa el centro del universo), las siete terrazas onduladas que rodean la stupa representan las siete cordilleras circundantes al monte Meru.
De vuelta al barco para regresar a Mandalay y la verdad que se agradecía el descanso porque el calor nos estaba torturando. Paramos a almorzar y así poder continuar con las visitas.
Lo primero que vimos fue la fábrica de tapices. Mujeres sentadas en el suelo se afanaban a su tarea de bordar con hilos de oro y seda. Sobre un bastidor grande, dragones, aves y temas de simbología religiosa estaban horas y horas sentadas en aquella posición para ganarse unos cuantos dólares al mes. Si no recuerdo mal el sueldo medio estaba entonces en unos 100 a 120 dólares.
Otro taller que nos gustó mucho fue el de las marionetas. Cientos y cientos de ellas colgaban por cualquier parte, vestidas con colores vivos. Entre montones de bolsas, cajas, cestas te encontrabas una mujer sentada en el suelo trabajando sobre una marioneta que pendía de un hilo, aquellas manos no dejaban de trabajar y poco a poco le iba dando vida a la marioneta.
Luego nuestro guía nos llevó a una calle bastante larga donde los trabajadores del mármol a base de martillazos cincelaban figuras de Buda de todos los tamaños y formas. Había talleres a ambos lados de la calle. Los coches, árboles y todo estaba cubierto de un polvo blanco que procedía de la piedra y cuando has terminado la visita tienes la sensación de haber masticado medio kilo de ese polvo.
Por último nos dirigimos a Maha Mu Ni Paya, uno de los sitios budistas más famosos de Myanmar. Fue originariamente construida en 1784 por el rey Bodawpaya pero en 1884 este santuario quedó destruido por un incendio y el que hoy se puede ver es relativamente reciente.
El elemento central de su santuario es la imagen de Buda Mahamuni. Fue sustraída del estado Rakhine en 1784, en esa época se decía que era una estatua muy antigua, posiblemente del siglo I, aunque gente de Rakhine cree que data del año 534 a.C. cuando Buda les hizo una visita. Mide unos 4 metros de altura y es de bronce, a lo largo del tiempo la imagen de Buda ha ido perdiendo su forma, la han recubierto de una capa de unos 15 cms de pan de oro (solo los hombres pueden hacerlo). Todos los días sobre las 4 de la mañana monjes le lavan la cara e incluso le cepillan los dientes.
Numerosos devotos estaban allí rezando después de una larga jornada de trabajo y entre ellos me encuentro a Antonio sentado en el suelo con su longyi y rosario en mano intentando hacer lo mismo que los birmanos.
Terminado el día de excursión nos fuimos al hotel a cenar, el restaurante estaba lleno y una camarera insistía en que ocupásemos una mesa en el bonito jardín del hotel a lo cual nos negamos rotundamente porque estaba plagado de mosquitos, el mantel de color claro estaba lleno de puntos negros, pero ella seguía insistiendo y diciendo que no había tantos mosquitos mientras los estaba matando y espantado con una servilleta. Tuvimos que esperar, pero al final cenamos dentro.