Alleppey, la Venecia del Este
Alappuzha también conocida como Alleppey, su nombre se refiere a la red de cursos de agua y remansos por el que es famosa la ciudad y sus alrededores. Es una tierra llena de exuberantes cocoteros verdes, campos de arroz y pequeños arroyos.
El Virrey del Imperio Indio, Lord Curzon quedó fascinado cuando la visitó y la llamó la Venecia del Este. La historia dice que tuvo relaciones comerciales con Grecia y Roma en la Edad Media. Bajo el Imperio Chera durante los siglos IX al XII d.C. el distrito floreció tanto en cultura como en religión.
Los holandeses construyeron muchas fábricas y almacenes para almacenar pimienta y jengibre.
El camino de Cochin a Alleppey fue una verdadera gozada, vegetación exuberante, casas de lujo, comercio y tiendas de venta de oro por donde íbamos pasando. Aquello era como una pequeña Suiza pero en la India. No veías gente durmiendo en la calle, nadie se acercaba a pedirte, nadie despiojándose, realmente no tienes la sensación de estar en la India. El guía nos comentó que en Kerala eso no existía. Yo me preguntaba a donde los habían llevado, ya que la India cuenta con unos 520.000 millones de pobres, un poco menos de la mitad de la población. Y si no había pobres en Kerala ¿Cómo es que no llevaban ese sistema tan bueno al resto de país?. También es el tercer distrito con mayor tasa de alfabetización en Kerala.
Llegamos a Alleppey, ciudad construida sobre canales. Nuestro backwater (barco flotante) estaba allí esperando. Teníamos todo el día de navegación por sus canales y dormíamos también en el barco. Tradicionalmente son utilizadas como barcazas de grano, para transportar el arroz cosechado. Nosotros lo teníamos reservado por la agencia de viajes, pero si tengo que decir que hay que estar muy atentos a lo que se contrata sobre todo con el precio, calidad del barco y que la comida esté incluida y es mejor contratarlo en las ciudades principales de los backwater.
El recorrido se hace por aguas tranquilas y maravillosos paisajes salpicados de pequeñas poblaciones, iglesias, templos, mezquitas, niños jugando en el agua y bañándose, hombres cargando los sacos de arroz en las barcazas y sobre todo gente pescando.
La mejor época para visitar Alleppey es de septiembre a marzo.
Nuestra tripulación consistía en un capitán, un ayudante y un cocinero. El capitán nos iba explicando costumbres de aquella zona como los lugares que íbamos viendo, fueron amables en todo momento.
Es un remanso de paz aquel lugar, la tranquila navegación, el tiempo tan maravilloso que teníamos, te invitaba a disfrutar de una manera sobrecogedora.
Hicimos una pequeña parada en un pueblo, estaba lleno de tiendas, suelen llevar a todos los turistas para que compren. La gente era bastante amable, pero lo mejor era que no te agobiaban para que comprases, parecía que no estabas en la India.
Almorzamos y cenamos en el barco, y la comida estuvo bastante bien.
Al atardecer el barco no navega, se queda junto a la orilla, intentan sobre hacerlo en un lugar donde puedas ver las maravillosas puestas de sol y aquella tarde no decepcionó en absoluto, el sol era una bola roja incandescente y el tranquilo ir y venir de la pequeñas barcas de los pescadores hacia de ello un marco inolvidable..
Cuando amanece la actividad pesquera comienza, ves como los pescadores se afanan en su trabajo, entonces sabes que el camino de regreso ha comenzado. Se hace con toda tranquilidad y no ves la forma de parar de hacer fotografías, te encuentras con escenas dignas de ser llevadas a la pantalla.
Nuestro conductor vino a recogernos y regresamos al Hotel Taj Malabar. Tuvimos tiempo para darnos un masaje, cenar y dormir solo unas horas, nuestro avión salía a las 02:30 de la madrugada. Aquello se acababa y volvíamos a la rutina.
Nos recogieron y nos llevaron al aeropuerto de Cochin y como no otra vez esos interminables controles y a veces desagradables. A mí me tocó una policía que tenía cara de malas pulgas y comenzó a registrarme una vez con las manos y otra vez con la maquinita, lo volvió a repetir y la verdad que me estaba cansando. Cuando fue a registrarme por tercera vez, porque parecía que lo hacía como una broma, sin pensármelo dos veces me levanté el jersey para que de una vez por todas viese que no llevaba nada y dejase de tocarme.
Claro está que eso no se lo esperaba y se quedó bastante cortada, entonces comenzó a decirme out, out, out, si se me hubiese ocurrido antes me hubiese ahorrado mucho tiempo en los controles y vergonzosas situaciones. Mi amiga Carmen me preguntó que qué había sucedido porque ella desde lejos vio como la policía me indicaba con la mano que me fuese, cuando se lo expliqué se partía de la risa.
Volamos vía Doha a Madrid, intentamos dormir todo lo posible, a mí me quedaba todavía el trayecto hasta Granada.
Karnataka había sido toda una sorpresa. Nos había cautivado sus monumentos, su gente (todavía no muy maleada por el turismo) hospitalaria y amable, su comida, paisajes, nos traíamos un recuerdo maravilloso del recorrido que habíamos hecho, tuvimos la sensación de que nos hubiese hecho falta más muchísimos días más.