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Pangong Tso, un lugar para soñar

Pangong Tso

La belleza de la naturaleza

El lago Pangong Tso está situado en el Himalaya a 4.250 m de altitud. Tienen una longitud de 134 km. Dos terceras partes de la longitud del lago se encuentra en territorio chino.

En el valle de Nubra estuvo casi toda la noche lloviendo, amaneció nublado y a veces el sol hacía un intento de filtrase entre las nubes.

Pangong Tso
Monasterio de Diskit

Después de nuestro desayuno en el Hotel Hunder Resort nos pusimos camino al Pangong Tso. Tso significa en ladakhi lago.

Hicimos una parada en Diskit. Estuvimos viendo la gran estatua de 32 metros de altura de Jampa (Maitreya) Buda, que mira hacía el rio Shyok y Pakistan. Esta estatua comenzó a construirse en el año 2006 y fue consagrada por el Dalai Lama el 25 de julio del 2010. Cerca se encuentra el monasterio de Diskit, el más grande del valle de Nubra y que pertenece a la secta Gelugpa. El monasterio fue fundado por Changzem Tserab Zangpo, un discípulo de Tsong Khapa. También es conocido como Deskit Gompa. Su historia se remonta a partir siglo XIV.

Pangong Tso
Jampa Maitreya Buda en Diskit

El monasterio está situado en una colina, justo sobre las llanuras aluviales del río Shyok en el valle de Nubra. Este valle tiene un clima suave y esta condición climática ha permitido crecer una exuberante vegetación, llegándole a llamar el Huerto de Ladakh. El valle era parte de la ruta de la caravana entre el Tibet y China.

Tomamos la decisión de no visitar el monasterio, realmente estábamos un poco saturados de tantos monasterios, teníamos ganas de continuar nuestro viaje hacia el Pangong Tso.

Tomamos la carretera Shyok, el viaje se hace un poco largo y a veces un poco duro debido a algunos tramos que están en malas condiciones, pero no desmerece para nada la belleza de sus paisajes.

Pangong Tso
Paisaje desde el Diskit

Hicimos un alto en el pueblo de Shyok para tomar un té, el restaurante a pesar de su apariencia destartalada nos parecía acogedor porque hacía bastante fresco fuera.

Continuamos nuestra ruta, y el curso de la carretera nos llevaba entre grandiosos desfiladeros que parecían engullirte. Durante kilómetros éramos los únicos que transitábamos por aquellos parajes, de vez en cuando algún que otro coche se nos cruzaba o nosotros adelantábamos alguno.

El cielo estaba nublado y alguna que otra vez llovía levemente.

Hicimos otra parada a 35 km antes de llegar al lago, en el pueblo de Tangtse pero esta vez para almorzar, no había mucho donde escoger, elegimos el Himalayan Restaurant y la sopa de verduras que me pedí dejaba mucho que desear, los guisantes estaban duros como una piedra, pero me apetecía un caldo bien calentito.

Pangong Tso
Himalayan Restaurant

Seguíamos viendo paisajes desérticos, pero me sorprendían los pequeños vergeles donde estaban ubicados los pueblos. Las estupas pintadas de blanco salpicaban y decoraban aquellos lugares inhóspitos.

De pronto nuestro conductor se detuvo para mostrarnos unos pequeños animales que tranquilamente estaban en las praderas, eran marmotas. Eran grandes y estaban bien gordas. Nos acercamos para fotografiar aquellos adorables animales, y lo que verdaderamente me asombró es que no les tenían miedo a los seres humanos. Conseguimos estar bastante cerca de ellos. Nos comenta Dorji que están acostumbrados a ver a la gente. Me hubiese quedado más tiempo pero el viento y el frio no te lo permitían.

Para acceder al lago necesitas un permiso especial que lo puedes conseguir en Leh.

Pangong Tso
Marmotas cerca del lago Pangong Tso

Al poco tiempo comenzamos a divisar una parte del lago. El color de sus aguas era de un azul turquesa deslumbrante. Cuanto más nos acercábamos más abríamos nuestras bocas de asombro. Una emoción despierta los sentidos y el cansancio desaparece.

Nos dirigimos hacia donde estaban las tiendas de campañas alineadas perfectamente. Nuestro conductor nos llevó para mostrarnos unas, pero cuando la vimos le dijimos que no nos gustaba y que queríamos preferentemente estar cerca del lago. Las segundas que nos mostró fue donde decidimos quedarnos, Holidays Share era su nombre.

Estaban totalmente equipadas con cama, mesitas de noche, baño, era un verdadero lujo para ser una tienda de campaña.

Pangong Tso
Pangong Tso

Dejamos nuestro equipaje y nos fuimos a recorrer el lago. Desafortunadamente el tiempo comenzó a estropearse. Nubes amenazaban a lluvia y un viento frio se intensificaba por momentos. Las cumbres de las montañas estaban nevadas.

Llevaba unas cuantas capas de ropa, entre ellas una camiseta térmica pero el frío me llegaba hasta la médula. Caminaba para no quedarme helada, cosa que se hacía bastante duro debido a la altitud, pero pronto tuve que irme a la tienda de campaña porque comenzó a llover cuando de pronto apareció un arco iris. Soñaba con hacer fotos de noche a las estrellas en aquel maravilloso lugar, llevaba mi trípode, pero otra vez se quedó en su bolsa.

Pangong Tso
En la tienda de campaña de Holidays Share

Cada grupo de tiendas de campaña tiene su restaurante. No venden ninguna bebida alcohólica, está prohibido al igual que en muchos pequeños pueblos de aquella zona.  La cena fue deliciosa, sobre todo la sopa. Una vez terminada la cena regresamos a la tienda de campaña. El desayuno se hace en el mismo restaurante.

Aconsejo llevarse un linterna, solo hay luz eléctrica sobre las siete de la tarde hasta las once de la noche.

A pesar de todas las mantas que tenía mi  cama, dormí con la ropa puesta.

Durante la noche estuvo lloviendo.

Pangong Tso
Amanecer en Pangong Tso

Me desperté cuando estaba amaneciendo, salí al exterior y me encontré con un color entre azul, gris y plata, en ese momento me quedé paralizada ante tanta belleza. Había nevado durante la noche, las cumbres que rodean el lago tenían más nieve que el día anterior.

Corrí a por mí cámara, era las siete de la mañana y un señor me llamaba desde fuera, me hablaba en su lengua, pero pronto comprendí lo que quería, me traía un cubo de agua caliente para lavarme o ducharme. Preferí coger mi cámara e irme a captar aquel momento cuando el sol hacía amago para salir entre las nubes detrás de la montaña.

Pangong Tso
En el Pangong Tso

Cuando terminamos de recoger todo, nuestro conductor ya nos estaba esperando y a continuación nos llevó a una parte del lago donde todos los turistas, mayoritariamente indios, se volvían locos haciéndose fotos en un lugar donde se rodó parte de la famosa película “Los tres idiotas”, además de vestirse con el traje típico de esa zona y subirse a un yak.

Mi incursión al Pangong Tso se había acabado y ya tenía claro que me había equivocado en el itinerario, tenía que haberme quedado allí un día más al igual que en el valle de Nubra.

Regresábamos a Leh, lo hacíamos por el paso de montaña Changla, el cual tiene una altitud de 17688 piés, (5.391 m). Si en el lago hacía frío no quiero decir lo que hacía en aquel paso de montaña, además de vez en cuando caigan copos de nieve.

Pangong Tso
Tienda de campaña en Pagong Tso

Paramos en el pueblo de Kharu para almorzar.

Llegamos a Leh sobre las cinco de la tarde, nos volvíamos a alojarnos en el Hotel Lotus.

No quisimos volver a pasear por la agradable ciudad de Leh, el vuelo de regreso a Delhi y luego a Dehradun lo teníamos a las 7,20 de la mañana.

Para abandonar el aeropuerto de Leh tienes que volver a rellenar un impreso y es conveniente llegar con tiempo, ya que a pesar de lo pequeño y primario que es tiene bastante movimiento de gente.

Pangong Tso
Paso de montaña Changla

Aquí se termina mi recorrido por tierras del Himalaya, donde a veces lo único que oyes es tu propia voz, donde sus caminos y tierras están llenas de estupas, donde pequeños oasis salpica un inmenso desierto montañoso, donde la mayoría de la veces tienes la sensación de lo insignificante que puedes llegar a ser, donde rostros marcados por la dureza de su clima te ofrece hospitalidad.

He cumplido un sueño en una tierra para soñar, sin dudarlo volvería a LADAKH

 

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