Las maravillas de Vietnam
Hoa Lu y la Bahía de Ha-Long son lugares que por descontado uno tiene que visitar cuando va a Vietnam. Es de esos lugares que te dejan huella.
Poco pude dormir, estaba deseando salir a la calle y ver como se desarrollaba la vida bien temprano en las calles de Hanoi.
En los alrededores del estanque de la Espada Restituida había sobre todo gente mayor haciendo ejercicios de relajación y estiramientos, otros iban con sus alimentos hacia el mercando y otros comenzaban a preparar sus puestos de comida.
Tuve que regresar al hotel para el desayuno y estar preparada para la excursión que ese día íbamos a hacer.
Salimos hacía Hoa Lu en la provincia de Ninh Binh, unos 120 km al sur de Hanoi. Hoa Lu fue la antigua capital de dos dinastías: la dinastía Dinh y la dinastía Le durante el siglo X.
El viaje transcurría por campos de arroz, donde la gente trabajaba duramente a pleno sol. Me asombraba que muchas de las cosechas de arroz estaban en el asfalto de la carretera como si las hubiesen tirado. Nuestro guía nos explicó que la gente pone los granos de arroz en la carretera para que los coches los pisen y así se desprenda el grano de la espiga.
Hicimos una parada para tomar algo en mucho de los lugares que hay en el trayecto. Allí me encontré unas cuantas mujeres sentadas en el suelo bordando, y me sorprendió una niña que tendría unos 10 años aproximadamente bordando con una habilidad asombrosa.
Llegamos a Hoa Lu y lo primero que visitamos fue el Templo Dinh Tien Hoang, de la dinastía Dinh, construido en honor al rey que lleva el mismo nombre que el templo. Fue construido por los habitantes de la ciudad siguiendo los principios arquitectónicos del Feng Shui. El templo está decorado con flores de loto y esculturas del ave fenix . En 1696 todo el recinto fue desplazado desde su orientación original al norte, la dirección del mal según la creencia taoísta, para ponerlo dirección este.
Continuamos con la visita del Templo Le, dedicado al rey Le Dai Hanh, que gobernó en el siglo X. El templo está compuesto de cinco estancias y en la estancia central hay una estatura del Emperador Le Dai Hanh con su mujer sentando en el trono. Las puertas de entrada están lacadas y decoradas en dorado.
Con un cielo gris plomo y una humedad aplastante continuamos recorriendo la zona, sufriendo bastante con el calor que hacía.
Seguimos dirección la aldea de Van Lam, para visitar la Pagoda Bich Dong, una hermosa pagoda que data del 1428 que nos remonta a la época de la dinastía Le. La pagoda de Bich Dong está a unos 2 km de las cuevas Tam Coc. Esta pagoda comprende tres estructuras en forma ascendente: Pagoda Ha (inferior), Pagoda Trung (intermedia), y Pagoda Thuong (superior). El nombre de Bich Dong significa perla verde. Una vez paseas o visitas la primera pagoda te encuentras con unas escaleras pegadas a la montaña que te llevan a la Pagoda Trung, y su entrada es una cueva. Una vez recorrida la cueva, sales por la otra parte donde tienes acceso a la parte superior. Desde esta pagoda tienes una panorámica espectacular para contemplar Bich Dong.
Comimos en un restaurante local, no fue nada especial pero lo suficiente como para contentar los estómagos. Si recuerdo que la carne que nos pusieron, casi todo el grupo puso quejas, no les gustaba, decían que tenía un sabor extraño. Nuestro guía dijo que era carne de cerdo, pero estoy segura que no era, la carne de cerdo la conocemos bastante bien, aquella carne era un poco salada, no me extraña que nos hubiesen puesto carne de perro.
Como último nos fuimos al embarcadero que hay en la aldea de Van Lam para coger unas barcas que se llaman sampan y comenzar nuestro recorrido por el río Ngo Dong. Ahora tocaba ver Tam Coc que significa 3 cuevas. Tam Coc es conocida como la Bahía de Halong terrestre. Es una zona montañosa de formación kárstica y bellísimos campos de arroz a ambos lados del río.
El recorrido de ida y vuelta dura dos horas y el señor/a que rema lo puede hacer tanto con las manos como con los pies. El paisaje no tiene parangón, es de una belleza cautivadora y hubo momentos que la piel se me erizaba.
Los nombres de las cuevas son: Hang Ca, Hang Giua y Hang Cuoi. La primera es la más larga con 123 metros de largo y una altura de 2 metros, la segunda con la una longitud de 70 metros y formaciones de estalactitas, y la tercera con 45 metros de longitud. Tanto en la entrada como en la salida de las cuevas serás abordado por lugareños que intentan a toda costa venderte refrescos y algo para comer.
Terminado todas nuestras visitas regresamos a Hanoi. Esta excursión se puede hacer perfectamente en un día.
Aunque estábamos un poco agotados no nos falto fuerza para arreglarnos e irnos a cenar cerca del lago de la Espada Restituida.
Al día siguiente llegó el gran día para mí. Era con lo que llevaba soñando durante años y al final mi sueño se iba a cumplir. Visitaríamos la Bahía de Ha-Long.
La Bahía de Ha-Long se encuentra al noroeste de Vietnam en la provincia de Quang Ninh en el golfo de Tonkín. La Bahía de Ha-Long fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1994 y desde el 11 de noviembre del 2011 una de las siete maravillas naturales del mundo y es el paisaje más fascinante de Vietnam.
El nombre de Ha Long significa “dragón descendente”. La leyenda local cuenta, que hace mucho tiempo cuando los vietnamitas luchaban contra los invasores chinos procedentes del mar, el Emperador de Jade envió una familia de dragones celestiales para ayudarles a defender su tierra. Los dragones escupían joyas y jade, convirtiéndose estas en las islas e islotes de la bahía, uniéndose para formar una gran muralla frente a los invasores, y de ese modo consiguieron hundir los navíos del enemigo.
El madrugón que nos dimos fue tremendo, pero el trayecto duraba unas cuatro horas. Mientras transcurría ese tiempo mi nerviosismo iba aumentando y las emociones estaban a flor de piel. Quería dormir durante el viaje y despertarme una vez hubiésemos llegado, pero era imposible.
Cuando llegamos, nuestro guía Carlos nos llevó directamente al barco que nos estaba esperando. Todo estaba preparado.
Hay varias opciones para visitar la bahía: contratar un tour privado que incluya un crucero de una o varias noches, contratar una excursión organizada de un día, o hacerlo por tu propia cuenta, pudiendo dormir en la isla Cat Ba (es la única isla donde puedes pernoctar).
La mejor época para visitar la bahía es de noviembre a mayo, es la época seca.
El día estaba nublado, pero no me importaba, lo único que no pudimos apreciar el color esmeralda de sus aguas. Cuando zarpamos, yo recorrí todo el barco una y otra vez para no perderme nada. Mientras nos íbamos adentrando en el mar de China, no daba crédito a lo que estaba viendo. No tengo palabras, fue una sensación extraña que me invadía hasta lo más profundo de mi cuerpo, era indescriptible.
Son islas e islotes de roca caliza, extrañas y espectaculares formaciones rocosas que sobresalen en el mar. Algunas reciben nombres, como el Perro, la Tortuga, el Sapo por el extraordinario parecido de las rocas con las formas de estos animales.
Nos ofrecieron bebidas y el almuerzo lo hicimos en el barco. La comida fue a base de pescado. También hicimos una parada para visitar la isla de las Maravillas y su cueva, formada con impresionantes estalactitas y estalagmitas. La panorámica desde la cueva hacía la Bahía era impresionante, es la imagen que hemos visto en muchas películas.
Terminada la visita en la isla, regresamos al barco para continuar con nuestro recorrido. Le pregunté al guía si el barco no iba a parar para poder darnos un baño. Me contestó que sin ningún problema podíamos bañarnos. El barco paró, pero a la hora de la verdad nadie quiso o se atrevió a zambullirse en aquellas cálidas aguas. Yo no me lo pensé dos veces, y desde el barco me lancé de cabeza. El agua estaba caliente y la sensación de estar allí bañándome fue como un regalo que un niño pequeño espera ansiosamente, me hubiese encantado alejarme nadando y perderme en aquel lugar. No se la de veces que llegué a tirarme una y otra vez desde el barco.
Terminado el baño, lentamente regresamos al embarcadero. En ese momento me invadió una tremenda tristeza, quería quedarme, aquel lugar de 1.553 km2 y sus 2.000 islotes, lo llamé “la morada donde los dioses descansan”. Tengo claro que si vuelvo a Vietnam y si puedo intentaré por todos los medios hacer un crucero de dos o tres días. Pero contenta de que mi sueño se había cumplido.