La perla de Yunnan
Amaneció nublado y amenazando a lluvia. Esa mañana íbamos a visitar la Shibao Mountain (La Montaña del Tesoro de Piedra) que se encuentra al 15 km al norte de Shaxi (Yunnan, China). Nos recogieron puntualmente y nos pusimos en marcha. La carretera era un poco estrecha pero en perfectas condiciones. Los bosques que íbamos dejando atrás eran espectaculares.
Atravesamos la Puerta del Templo, todos los coches permanecen ahí estacionados. Hay una oficina de información, restaurantes y tiendas a la izquierda de la entrada y a la derecha hay dos norias de agua bien conservadas. Unos autobuses pequeños salen cada 15 o 30 minutos y son los que hacen el recorrido por la zona.
Comenzamos el ascenso, los templos están a unos 2.300 m de altitud. Data de la época del reino de Nanzhao, con más de 1300 años de historia y es apodado como la Perla de Yunnan. Situado en el espacio Natural del Valle de Shaxi. También se le conoce como las Cuevas de Mogao de Yunnan. Famoso por su festival del canto que ofrecen los mejores cantantes de la etnia Bai.
Este complejo de monasterios y grutas está compuesto por El Templo de Baoxiang, el Templo de Jinding, Templo de Haiyun, monasterio de Lingquan, Tongming Pavillon, templo de Shizhong con su grutas y los embalses de Zhongshan y Shi long.
El autobús nos dejó en una zona de descanso desde donde primeramente tuvimos que caminar descendiendo por la ladera de una colina. Todo cubierto de bosque, zonas bastantes umbrías y formaciones rocosas. Por caminos y escalones de adoquines nos fuimos penetrando en el bosque hasta que tuvimos que comenzar a ascender y esto se hacía más duro. Llegamos al Templo de Shizhong. Un templo compacto y ordenado de estructuras construidas alrededor de un gigantesco canto rodado de piedra arenisca. Encima del complejo hay cuevas poco profundas que albergan decenas de esculturas y tallas en relieve. Las grutas serpentean a través de la cueva en un curioso entramado de diferentes culturas. Algunas tallas son de iconografía india pero a veces rematadas en escritura tibetana. Algunas tallas les falta la cabeza o están dañadas, el vandalismo es un testimonio de los daños causados durante la Revolución Cultural China. Una talla grande del Rey Ge Loufeng, el quinto rey del reino de Nanzhao (748-778) es la más reverenciada, su ejército consiguió derrotar por dos veces a los ejércitos de la dinastía Tang. Hay un total de 16 cuevas y 139 estatuas, algunas de las formaciones rocosas adoptan formas como de una campana, un león o una flor. Está totalmente prohibido hacer fotografías en el interior.
Posteriormente dimos un paseo hasta llegar al Tingsong Pavillon, desde donde tienes unas espectaculares vistas sobre el Valle de Shaxi.
Regresamos donde el autobús nos había dejado, volvimos al punto de partida para almorzar, solo que ahora toda la zona de aparcamiento había sido invadida por los monos, había cientos de ellos. Me daba la impresión que ellos sabían que era la hora del almuerzo. Muchos turistas nacionales se dedicaban a darles de comer, de hecho cuando fui a introducir mi mano en un bolsillo para sacar el móvil algunos se quedaron mirando osadamente, rehusé a ello. Estaban ya mal acostumbrados.
Lo mejor fue cuando Carmen y yo estábamos sentadas en el restaurante que además era tienda esperando la comida (el chofer y el guía estaban fuera) vi de pronto un mono muy grande correr hacia nosotras, en ese momento solo le decía a Carmen ¡que viene el mono! ¡que viene el mono!, ella no sabía de lo que hablaba, pero en cuestión de dos segundos el mono entró en el restaurante saltó sobre unas cajas y allí a una estantería, robo una bolsa de chucherías. El personal del restaurante con palos en mano intentaron echarlo fuera, el mono salió corriendo y se metió en la cocina para luego salir a la calle esquivando todos los golpes que le querían propinar, pero la bolsa de chucherías no la soltó.
Finalizado el almuerzo comenzamos una caminata hacia en templo de Baoxiang, conocido como el “Templo colgante de Yunnan”, construido a finales del siglo XIII cuando Yunnan fue integrada en el imperio chino después de que los mongoles invadiesen el país y fundaran la corta dinastía Yuan (1271-1368).
Después de subir un buen tramo de escaleras de piedra por el bosque y te aproximas a la puerta principal, unas estatuas coloridas son bien visibles en la montaña, se trata de Maitreya (el buda sonriente) y Guanyin la diosa de la Misericordia. El templo de Baoxiang está construido en varios niveles. Agua que discurre por la pared de la roca que va a un tejado y desde allí es canalizada a los estanques que se encuentran en el patio principal, un señor mayor que hace fuego delante del templo para calentarse y las monjas entonando sus cantos, todo está en una perfecta armonía y paz. Los templos construidos en la roca parecen dominar el recinto y las montañas. .
La visita a la Shibao Mountain terminó y regresamos a Shaxi, queríamos ver el antiguo puente sobre el río Hei Hui y sobre todo perdernos por sus calles, porque Shaxi realmente te enamora y es de esos lugares que no ha perdido su esencia.
Al entrar en Shaxi por una de sus puertas, un señor mayor se dirigió a mi hablando en chino, me imaginé que me quería decir que hiciese fotos de todo porque señalaba a mi cámara y la puerta, le intenté explicar que ya las había hecho, pero el insistía. Callejeamos todo lo posible y al entrar en la Plaza Sideng nos volvimos a encontrar con el señor mayor que alegremente volvió a hablarme en chino como si yo lo pudiese entender, seguía señalando a mi cámara y esta vez a la plaza. Deambulamos por sus callejuelas hasta llegar a una señora que vendía fruta, le compramos mandarinas y plátanos, nos dice que son unos 3 o 4 yuanes, pero mira por donde llega el hijo o algún familiar, vuelve a pesar la fruta y nos pide 16 yuanes. No es que fuese caro, al cambio unos 2 euros, pero se estaban aprovechando descaradamente de que éramos turistas, cosa que sucede muy a menudo.
Esa tarde nos dio tiempo a visitar el Templo Bai Xingijao y sobre todo irnos al restaurante Hungry Buddha (www.soundinner.com) a comernos una pizza con nuestra correspondiente cerveza, antes de quedar con Henry para cenar.
Cuando Henry nos llevó al restaurante le dijimos que no teníamos hambre, que nos habíamos tomado algunas cervezas y no queríamos cenar. Acompañamos a Henry y al chofer mientras cenaban, bueno mejor dicho, a mirar cómo no levantaban sus cabezas del teléfono móvil, la conversación era siempre entre Carmen y yo.