Llegada a la Isla de los Dioses
En el 2014 tenía ganas de volver a viajar a Asía como siempre, había pensado en China y concretamente la provincia de Yunnan. Ningún amigo quería venir conmigo y la verdad que sola no me apetecía viajar. Estaba dándole vueltas a la cabeza donde podría ir.
Por suerte hablé con mis amigos Carmen y Alberto, después de varias conversaciones tomamos la decisión de ir a Bali, aunque ellos la habían visitado hacía muchos años. Era nuestro cuarto viaje juntos y solo puedo decir que es un placer viajar con ellos.
Lo preparamos por nuestra cuenta, volamos con las líneas aéreas Qatar, vía Doha y luego a Denpasar (Bali). Reservamos los hoteles por medio de Booking, nuestra idea era tener un hotel base en el norte y de allí hacer diferentes excursiones y en Ubud igualmente. Por medio de Gildo Kaldorana, que tiene una web llamada yakartaymas.com, vi que en algunos de sus post hablaba de un conductor que hacía excursiones y que era de confianza, muy amablemente me dio todos los datos para ponerme en contacto con él. ¡Gildo Kaldorana muchísimas gracias!
Estuvimos estudiando un poco el tema de las excursiones y como sacar el mayor provecho en los desplazamientos y sobre todo las fechas, aunque normalmente viajamos en el mes de noviembre, este año lo adelantamos a septiembre ya que en Bali la época de monzones comienza en octubre-noviembre.
No sé, era un destino que no lo tenía en mente, pero gracias a ellos he podido disfrutar de unas vacaciones inolvidables, ha sido un país que no me ha dejado indiferente para nada y he disfrutado de una amabilidad y hospitalidad extraordinaria. La isla tiene un color y luz especial, los balineses son alegres y no había día que no te encontrases con una procesión u ofrendas en sus templos, vestidos de un blanco inmaculado, llevando las mujeres con una gracia especial las ofrendas sobre sus cabezas. Cualquier casa por pequeña que sea tiene su propio templo donde veneran a sus antepasados. Ahora entiendo porqué la llaman la “Isla de los Dioses”.
El día 3 de septiembre nos encontramos en Madrid, hicimos noche para al día siguiente salir descansados hacía Bali. Nos esperaban unas 16 a 17 horas de vuelo sin contar el tiempo que estaríamos en Doha, por suerte la escala fue muy corta.
Llegamos a Denpasar sobre las 17 horas del día 5 de septiembre. Nos esperaba el Sr. Putu Endra, compañero de trabajo del chofer que habíamos contactado Sr. Dewa Putu Darsana. Nos esperó bastante tiempo, la cola para pasar inmigración era bien larga, mucho turismo sobre todo de Europa del norte.
Nos llevó al Hotel Sukun Bali Cottage en Sanur, sureste de Bali y quedamos para el día siguiente a las 14 horas para comenzar ya con nuestras rutas.
Como he comentado las reservas las hicimos a través de Booking, solo nos quedábamos 2 noches. El hotel es de 3 estrellas, pero la verdad dejaba mucho que desear, pues las fotos que muestran no tiene nada que ver con la realidad, las habitaciones estaban falta de limpieza y pintura, los sillones con quemaduras de cigarrillo, del baño entre que no funcionaba bien el agua caliente y la ducha tenía un desfile de hormigas por cualquier parte, sin embargo los jardines están cuidados con mucho esmero, pero falta de luz por la noche, nada más llegar me torcí un pié, porque se veía nada, creí que me había hecho un esguince, sentí tal dolor que estuve algunos minutos parada sin reaccionar. ¡Lo que me faltaba! No quería fastidiarle a nadie las vacaciones.
Me encontré con mis amigos y nos fuimos a cenar, afortunadamente podía andar, aunque me dolía un poco.
Sin ninguna prisa nos levantamos y desayunamos. Nos fuimos a pasear por Sanur, situado al sureste de la isla y zona tranquila. Nos dirigimos a la playa, me impresionaron los diferentes tonos de azul que tenían sus aguas limpias y su arena blanca. El trabajo duro de los pescadores que contrastaba mucho con el relax de los turistas dándose masajes en la playa y tomando refrescantes zumos y aperitivos. Caminamos a lo largo de la playa dirección norte, fabulosos hoteles, villas y restaurantes a nuestra izquierda y aguas tranquilas arropadas por arrecifes de coral.
El sol era de justicia, pero no me importaba, observaba como las mujeres hacían sus ofrendas en la playa, delante de sus negocios y sus casas. Caminamos y caminamos hasta llegar al Mercado del Arte con un sinfín de tiendas vendiendo suvenir, además los vendedores no eran pesados. De allí fuimos a un pequeño templo Pura Patta, no tenía gran cosa pero era el primero que visitaba en Bali, próximo a este visitamos Pura Segara dentro del recinto del Segara Village Hotel, uno templo de coral junta a la playa.
Comimos en un restaurante en la playa a base de pescado y marisco e inmediatamente nos fuimos al hotel pues el Sr. Putu nos recogía a las dos de la tarde para llevarnos de excursión.
Más que puntual, antes de las dos estaba ya esperándonos. Primer sitio que nos llevó fue a la Playa de Pandawa, al sur de la isla en la península de Bukit, no muy conocida, porque era de difícil acceso, ahora han abierto una carretera a través de una cantera. ¡Deslumbrante! En la parte de la montaña se ha excavado como cinco cuevas para colocar figuras de sus dioses. En esta playa se puede practicar piragüismo y parapente, aunque realmente su actividad principal son las plantaciones de algas. También nos llevo a la playa de Padang Padang, situada al norte de Pura Luhur Uluwatu, pequeña cala y famosa entre los surfistas, pero también porque se filmó una película allí con Julia Roberts. Solo pude hacer un par de fotos, el sol me daba de lleno.
Como última visita fue el famoso templo de Pura Luhur Uluwatu, uno de los lugares de culto más importante en Bali. En las leyendas se le relaciona con dos importantes figuras de la religión balinesa: Mpu Kutaran, a quien se le atribuye la construcción del templo en el siglo XI, y el sacerdote Dang Hyang Sakti Wawu Rauh quién lo reconstruyo 500 años después. Hasta comienzos del siglo XX solo se les permitían rendir culto a los príncipes de Denpasar. Desde diferentes puntos del recinto hay unas magnificas vistas del templo sobre el acantilado, merece la pena ver atardecer. Lo que sí es importante que los visitantes se quiten las gafas, collares, pendientes o cualquier otro abalorio, hay una cantidad de monos que tienen la costumbre de hacerse con lo que pueden, incluso llegan a ser agresivos.
A última hora de la tarde asistimos en el mismo templo a la Danza de Kecak (tipo de baile único en Bali). No está acompañado por instrumentos musicales, si no por un coro sanghyang de unas 70 personas. Es un baile de origen sagrado que actuaban en tiempos de epidemia y basado en la historia del Ramayana. En el año 1930 se introdujo el baile.
Después del espectáculo nos llevó a cenar pescado a la playa de Jimbaran, la cena es en la misma playa, la iluminación son velas, pero es una mesa tras otra y la vista se te pierde viendo mesas. No tuvimos suerte porque solo me trajeron la comida a mí, viendo que mis compañeros se quedaban sin cenar tuve que llamar al camarero para recordárselo y a pesar de todo, sólo trajeron un plato más. Dejó mucho que desear el servicio. Pedimos la cuenta y nos fuimos. ¡Dos platos de comida para tres!