Leh y su palacio
La ciudad de Leh es la sede del distrito de Leh y la ciudad más grande de la región de Ladakh en el estado de Jammu y Cachemira. Está situado a unos 6 km de la orilla derecha del río Indo.
Los vuelos a la ciudad de Leh suelen partir bastante temprano. Nosotros lo cogimos a las 05:45 desde Delhi y llegamos a las 07:10. Lo cual te viene muy bien para poder aclimatarte durante el primer día que tienes de descanso.
Cuando te vas aproximando, los paisajes son espectaculares, crees que todo está desértico que la vida allí es casi imposible, cadenas de montañas se suceden ante tus ojos, algunas con los picos nevados. De pronto te encuentras una zona llena de vegetación, como si de un milagro se tratase, “es la ciudad de Leh”.
El aeropuerto es pequeño, pero tiene una actividad increíble. Está totalmente prohibido hacer fotos; no lo hagas porque de cualquier parte sin que te des cuenta va a salir alguien a llamarte la atención. Todo el aeropuerto está rodeado de campamentos militares. También tienes que rellenar un formulario de entrada.
Nos recogieron de la agencia y nos llevaron al Hotel Nalanda. La habitación era bastante amplia y no estaba nada mal, el único inconveniente es que en el baño, la ducha no está separada del inodoro y el lavabo, así que siempre todo estaba mojado. Eso nos perseguiría durante todo nuestro viaje. En el hotel está prohibida la venta de alcohol.
Leh se encuentra a la impresionante altitud de 3505 metros sobre el nivel del mar. En los últimos años, la ciudad ha crecido considerablemente, al sur, al norte y al oeste. La vía principal sigue siendo la calle al sur de la gran mezquita principal. Los bazares, tiendas y mercados de moda ahora se extienden hacia el sur o los confines de la ciudad vieja, marcados por una estupa cuadrada muy alta. Sobre la carretera se encuentra una nueva puerta con arcos de estilo tibetano. Dirigiéndose hacia el sur por la colina a la derecha hay una gran muralla que alberga tiendas y bazares a cada lado.
La principal estación de autobuses se encuentra en la parte inferior de este mercado, a la derecha. El camino ahora continúa hacia el sur pasando el hospital hasta una gran rotonda. Desde aquí, las carreteras se abren hacia el aeropuerto, Spituk y más al noroeste; al sureste está el camino a Choglamsar, Shey, Hemis y Manali. Al noroeste de la ciudad se encuentra el asentamiento de Changspa, donde los viejos chorten compiten con las nuevas gesthouses. Todo esto es dominado por la Shanti Stupa, una atracción moderna pero no menos imponente por ello.
Al norte de la ciudad se encuentra el área conocida como Chubi, donde han construido una gran cantidad de nuevas casas de huéspedes entre campos y árboles. Aquí está el significativo monasterio de Shankar. Desde este lugar es posible subir al antiguo fuerte Tsemo, que queda por encima el palacio. Puede ser un paseo agradable, pero me imagino que un poco duro por la altitud.
Desde el hotel, nosotros nos bajamos andando, fue un paseo ameno y además queríamos ver todo lo posible. Llegamos al centro creo que en 10 o 15 minutos.
Comenzamos a caminar por la Main Bazar y sus alrededores. Yo estaba emocionada, infinidad de puestos de frutas y verduras estaban puestos en la calle, tanto las mujeres como los hombres tenían sus rostros quemados por las inclemencias del tiempo, sus ropas típicas no tienen nada que ver con los coloridos saris de la India. Pero aquello era autentico.
Estuvimos subiendo a los restaurantes terrazas para encontrar un sitio acogedor y bueno para almorzar. En una tienda donde Mayank tuvo que comprar una cosa, le preguntamos al dependiente y este nos aconsejó el Gesmo Restaurant. Fue todo un acierto, la comida es buena y el precio más que razonable. Nos tomamos 2 Chicken Thupka (sopa), 1 Tandoori Chicken con un batido de frutas mixto y un batido Mint Lassi, todo por 720 rupias unos 8,80 euros.
En la calle Main Bazar, en una esquina se encuentra la mezquita principal, que está pintada de color blanco y verde, no es tan antigua como las otras dos que hay la ciudad.
El Palacio de Leh se encuentra al norte. Si continuas la Main Bazar dejando la mezquita a tu izquierda al final de la calle tienes que girar a la derecha. Aquí es donde entras en el casco antiguo de la ciudad.
Hicimos una pequeña parada en el Lalas Café, queríamos tomar un ginger tea con limón, nos lo aconsejaron para el mal de altura. Subimos a la terraza del café desde donde tienes unas vistas esplendidas del palacio y de las casas antiguas del casco antiguo.
Al principio de este barrio hay unas cuantas tiendas y bares pero cuando empiezas a caminar te ves trasladada en el tiempo, calles estrechas y empinadas, algunas están asfaltadas otras no, otras son escalones, fachadas de piedra, puertas pequeñas. Realmente es un paseo maravilloso pero que aconsejo que no se haga el primer día a la llegada como hicimos nosotros, la altitud deja nota muchísimo, por suerte nosotros no tuvimos ningún problema, lo único que aconsejo es que no se haga esfuerzos, se camine lentamente y si es posible tomarse una aspirina.
Una vez que sales del casco antiguo te encuentras en las faldas del monte donde está ubicado el palacio. Hazte de valor y tómatelo con calma. Las estupas abundan por cualquier lado y las vistas son espectaculares.
El Palacio de Leh
Es un imponente palacio de nueve plantas. Es una maravilla arquitectónica y proeza de ingeniería de la dinastía Namgyal, la segunda dinastía de los gobernantes de Ladakh. Fue construido por Sengge Namgyal en el siglo XVI. Tardó 3 años en construirse pero en 1685 fue quemado por los tibetanos y mongoles. La mayor parte de su diseño es atribuido a un musulmán balti (grupo étnico de ascendencia tibetana que viven en la región de Gilgit-Baltistán de Pakistán y la región de Kargil de la India), Chanden Ali Sengge. El palacio fue construido al estilo tibetano, con materiales como la piedra, ladrillos de barro, madera de álamo, enebro y sauce. Los cimientos del palacio están sobre una piedra de granito.
En la entrada hay una gran puerta de madera conocida como singe-sgo (puerta del león) con tres leones arriba sentados los cuales se pueden mover hacia dentro o hacia fuera.
La planta baja del palacio fue utilizada como establos, la segunda planta como almacén, la tercera planta para la servidumbre. Al final del pasillo de la tercera planta unas escaleras te lleva a un patio abierto a la cuarta planta que se conoce como Khatok Chenmo, una plataforma para llevar a cabo actividades sociales y culturales en honor a la familia real. La quinta planta era la Sala de Audiencia del Rey, las viviendas de la familia real están situadas en la planta sexta. La planta séptima comprende el departamento real y la cámara del rey. El nivel ocho tiene pocas habitaciones auxiliares, en la esquina noreste, en la parte superior se construye una única habitación individual dedicada a Dukkar, la deidad protectora de la familia real.
El Samyeling Lhakhang (lhakhang significa templo, literalmente casa de los dioses) tiene algunas imágenes Gelug-pa (son de la secta de los bonetes amarillos del Dalai Lama), como de Tara, Sakyamuni, Palden Lhamo, la feroz deidad femenina tibetana.
El palacio estuvo ocupado hasta el momento de la invasión de Dogra (1834-40) cuando la familia real se trasladó al Palacio de Stok. Desde entonces quedó totalmente abandonado.
El Palacio estuvo en estado de ruinas hasta que en 1982 el Estudio Arqueológico de la India lo declaró monumento nacional de interés cultural.
En la octava planta, si no me equivoco, hoy en día hay expuesta una exposición de fotografía de lugares y gente de Leh/ Ladakh.
Justo debajo del Palacio de Leh se encuentra el Chenresig Lhakhang, un templo del siglo XVII, forma parte de un complejo de templos, pero de difícil acceso, está casi siempre cerrado y si quieren verlo hay que hacerlo muy temprano y no siempre hay suerte.
Cuando terminamos con la visita estábamos bastante cansados. Pero antes de irnos al hotel quisimos tomar algo fresquito y nos fuimos al Appletree Restaurant. Este restaurante se encentra en la plaza pequeña en la Lamo Khang L.B.A. Complex. En la parte baja de la plaza no está permitido beber alcohol ni fumar, sin embargo subes unos escalones y se acaban todas las prohibiciones. El restaurante tiene su propia panadería alemana. Después de tomarme un limón soda con sal no quise irme sin comerme un bizcocho de nueces.
Cogimos un taxi de regreso al hotel, ya no nos quedaban muchas fuerzas.