La puerta del Ganges
Haridwar se encuentra en el estado de Uttarakhand y es una ciudad santa. Se encuentra a unos 20 km al sur de Rishikesh.
En hindi y sánscrito Haridwar “dwar de jari” significa “Puerta de Dios”.
Los hinduistas la consideran una de los siete lugares más sagrados de la India. El río Ganges entra en la llanura indogangética del norte de la India a la altura de Haridwar, después de haber recorrido 253 km desde su nacimiento en Gaumukh. Por este motivo se le da su antiguo nombre a la ciudad, Ganga Dwara, (la puerta del Ganges).
De acuerdo con la mitología hinduista, Haridwar es uno de los cuatro lugares donde cayó el amrita (el elixir de la inmortalidad), salpicado involuntariamente desde la jarra que llevaba el ave celestial Garuda. En esas cuatro ciudades Ujjain, Nasik, Pralag y Haridwar, se celebra cada tres años el famoso festival religioso Khumba mela, donde acuden millones de personas de todas las partes de la India. El ciclo del festival es de 12 años, cuando se ha celebrado en las cuatro ciudades anteriormente mencionadas.
Cogimos un taxi para todo el día para visitar algunos lugares de esta ciudad por el precio de 3.600 rupias (unos 43 euros).
A pesar del corto trayecto se me hizo bastante largo, es una carretera con un tráfico tremendo, algunos tramos estaban en obras y el polvo te envolvía como una nube.
La primera impresión que me acusó Haridwar es de una ciudad bastante sucia, sobre todo las zonas que no comprenden el centro de la ciudad.
Nos dirigimos al Daksha Mahadev Temple, un templo hinduista dedicado a Shiva que se encuentra en la ciudad de Kankhal, a unos 4km de Haridwar. Lleva el nombre del rey Daksha Prajapati, el padre de Sati (la primera mujer de Shiva). Daksha es una de las catorce Prajapatis (deidades creadoras), que presiden la procreación y son protectoras de la vida en la mitología hindú.
El templo fue construido en 1810 por la reina Dhankaur y reconstruido en el año 1962. Es lugar de peregrinación de los devotos Shivaitas.
Con una calor de justicia y húmeda nos dirigimos al Chandi Devi Temple, dedicado a la diosa Chandi.
El templo está situado sobre el Neel Parvat en la cima oriental de las colinas Sivalik. Fue construido por Suchat Singh en 1929, pero sin embargo se dice que el murti (en la parte más profunda del templo suele haber un altar o santuario con la estatua de una deidad, esta imagen se llama murti) principal de este templo fue instalado en el siglo VIII por Adi Shankaracharya, uno de los sacerdotes más grandes de la religión hindú.
Llegamos a la entrada principal, sacamos las entradas, pero tienes que estar muy atenta, porque eso de guardar las colas a los indios no se les da muy bien. Una vez que has entrado, cruzas un patio y vuelve a hacer cola para poder ascender en funicular, aquí hay que armarse de paciencia, puedes tardar como mínimo media hora, y con el calor es desesperante. El recorrido es de unos 740 metros y la altura de 208 m.
Desde el funicular tienes una hermosa vista de un bosque y la ciudad de Haridwar.
Una vez llegas tienes que ascender unas escaleras y al final de ellas te encuentras en la zona donde están todas las tiendas para comprar las ofrendas para la diosa y restaurantes. Tienes que dejar los zapatos en alguna de las taquillas que hay. No puedes llevar nada de comida que no sea vegetariana y nada de cuero. Está totalmente prohibido hacer fotos dentro del templo.
Desde mi punto de vista, el templo no es de gran belleza, es más la devoción que siente la gente por la diosa, y verdaderamente no merece la pena esperar tanto tiempo para lo que luego ves. Ojo, también puedes subir andando si no quieres subir en el funicular. Ármate también de valor para caminar descalza.
Después de esta visita decidimos no ir al templo de Mansa Devi Temple ubicado en otra colina a la que accedes también mediante un funicular. No estaba dispuesta a esperar mucho tiempo con el asfixiante calor.
Nos dirigimos al centro de la ciudad. Nuestro conductor nos dejó en la orilla opuesta de la ciudad. Cruzamos uno de los puentes del río Ganges.
Nos introdujimos de lleno en el mercado. Calles y calles llenas de tiendas de todo tipo, como joyerías, ropa, comestibles, dulces, enseres para el hogar, ect. Lo que más me gustó fue que era un mercado donde los lugareños compran, no llegué a ver un turista. La vida latía, era el corazón de la ciudad, todo transcurría con tranquilidad entre el incansable regateo. Verdaderamente fue uno de los mejores momentos y que más disfruté de Haridwar.
Continuamos caminando la calle principal junto al río. Casas coloniales maravillosas en estado decadente hacía especial la ciudad, fachadas que pedían a gritos una restauración sobrevivían al paso del tiempo.
Tuve la suerte y oportunidad de poder entrar en una imprenta. Cinco o seis hombres estaban en el suelo sentados trabajando, solo una o dos máquinas viejas componían el taller, pero el trabajo se hacía manualmente.
Llegamos hasta el templo de Hanuman, pintado de rojo y blanco. Entramos en el patio, algunas personas descansaban en la sombra, estaba cerrado.
Regresamos por la misma calle e hicimos un alto para almorzar en el precioso Devnadi Hotel. Es un pequeño hotel con encanto el cual se puede recomendar perfectamente. Está situado junto al río, el servicio es amable y una decoración muy bonita.
Durante la caminata de regreso entramos en el Niranjani Ashram, muy conocido y también es una secta con el mismo nombre. Muchas mujeres estaban sentadas en el suelo en el patio principal conversando tranquilamente.
Volvimos a recorrer el mercado camino a los ghats. Fuimos caminando por la orilla opuesta al Ganga ghat, y desde allí poder ver el ritual (aarti) que hacen todos los días.
Cientos de personas se agolpaban allí, era increíble. Los sacerdotes con vestiduras de un blanco inmaculado y los cantos de la gente te dejaban sin habla. El punto álgido se alcanzó cuando los sacerdotes comenzaron a hacer la ofrenda del fuego. Mientras unos señores pedían a la gente que se abstuviese de ponerse de pie.
Recomiendo que se llegue con suficiente tiempo para coger un buen sitio y poder hacer fotos y video, si no es casi imposible. Los pocos turistas que vi en esa ciudad fue durante en el ritual.
El aarti de Haridwar no tiene nada que ver con el de Rishikesh, es mucho más autentico y seguro que te va a impresionar mucho.
Una vez terminado el ritual pusimos rumbo a Rishikesh. Nuestro conductor nos explicaba que de noche no era conveniente parar en el arcén de la carretera, comentaba que más de una persona había sido devorada por algún felino, o que podías encontrarte con algún elefante.
Era la segunda vez que visitaba el estado de Uttarakhand y tenía pendiente la visita a esta ciudad. En todo momento disfruté de ella y sobre todo por su autenticidad.