El pozo escalonado de la reina
Patan fue fundada en el año 746 por Vanaraja Chavda, el rey más prominente del reino Chavda. Llamó a la ciudad “Anhilpur Patan” o “Anhilwad Patan” en honor a su amigo íntimo y primer ministro Anhil Gadariya. Esta ciudad está ubicada a las orillas del río Saraswati.
Durante los siglos X-XIII, la ciudad fue la capital de los chaulukyas, fue la décima ciudad más grande del mundo en el año 1000, con una población aproximadamente de 100.000 habitantes.
El general Muhammed y más tarde el sultán de Delhi, Qutb-un-din-Aybak, saqueó la ciudad entre 1200 y 1210, y fue destruida por Allauddin Khiji en 1298. Entre 1304 y 1411, Patán fue la sede de los Suba en el sultanato de Delhi y ciudad capital del sultanato de Guyarat. Los Subas construyeron una nueva fortaleza, una gran parte junto con algunas de sus puertas sigue intacta. Patán formó parte del estado de Baroda desde mediados del siglo XVIII hasta la independencia de la India en 1947, cuando Baroda se convirtió en parte del estado de Bombay.
Destaca en esta ciudad el Rani Ki Vav, un baori o pozo escalonado que formar parte del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el 22 de junio de 2014.
RANI KI VAV “El pozo escalonado de la reina”
Su construcción se atribuye a Udayamati, hija de Khengara de Saurashtra, reina y esposa del rey chaulukya del siglo XI Bhimdeva I. El pozo fue redescubierto en la década de 1940, se encontraba cubierto de sedimentos y restaurado en 1980.
Es el mejor y uno de los ejemplos más grandes de su tipo, diseñado como un templo invertido para poner de relieve el carácter sagrado del agua, el pozo está divido en siete niveles de escaleras con paneles escultóricos: más de 500 figuras esculturales principales y más del mil menores, una combinación de imaginería religiosa, mitológica y profana, con referencias frecuentes a obras literarias.
Los pozos escalonados constituyen un medio característico de captación y almacenamiento de aguas subterráneas, donde se empezaron a construir desde el tercer milenio a.C. Con el paso del tiempo, los simples hoyos excavados en suelos arenosos se transformaron en refinadas obras arquitectónicas y artísticas de varias plantas. El Rani-ki-Vav se edificó cuando estaban en su pleno apogeo las técnicas artesanales de construcción de pozos.
El pozo mide unos 64m de longitud, 20m de anchura y 27m de profundidad, está dispuesto en dirección este-oeste, con el pozo propiamente dicho al oeste y la entrada al este. Está construido con ladrillos revestidos de piedras talladas. Tiene corredores escalonados a nivel del suelo que bajan hasta el depósito de agua. Los principales componentes de este pozo es la escalera de entrada, las paredes laterales de los pasillos escalonados, los mandapas o pabellones con pilares de varios pisos y las paredes traseras del pozo. El tejado de cada piso se apoya en pilares de base cuadrada decorados con motivos ghat-pallav (importante motivo decorativo compuesto de una maceta llena de flores y hojas) y ménsulas cuádruples en la parte superior con cuatro kichakas armados (comandante en jefe del reino de Matsya).
El brillo arquitectónico y la elegancia del pozo están representados en su prístina gloria en las obras ornamentales. Las bellamente proporcionadas esculturas de Mahisasurmardini, Parvati y otras esculturas Saiva están talladas con gracia. Dashavtara de Vishnu como Varaha, Vamana, Rama, Buda y Kalki, Bhairava, Ganesha, Surya, Kubera, Lakshimi-Narayan, Astadikpalas, Apsaras, Nagkanyas, Yogini, etc. adornan las paredes que flanquean la escalera y las paredes del pozo, y muestran la maestría de los escultores Solanki a la hora de representar el ritmo, el vigor, la belleza y los diversos estados de ánimo en piedra. El fuste del pozo está muy ornamentado con intrincadas esculturas de dos en dos que sostienen las distintas galerías del pozo. Las ménsulas están dispuestas en líneas. La representación de Sheshashayi Vishnu en el pozo en varios niveles es única.
El pozo había sido visitado por el viajero Arthur Mallet en la primera mitad del siglo XIX. Henry Cousens y James Burgess también visitaron el muro escalonado de Patan en 1886 y descubrieron que el pozo estaba completamente relleno de tierra y que sólo eran visibles la pared trasera del pozo y los pilares. En el libro de James Tod «Travels in Western India» (Viajes por el oeste de la India) se encuentra un primer relato de Rani Ki Vav en el que se afirma que los materiales de este pozo se utilizaron en la construcción de otro en Patan conocido como Barot-ni-Vav. El pozo escalonado permaneció enterrado durante siglos y sufrió daños en el pasado debido a la negligencia y a las crecidas del río. Tras la independencia, quedó bajo la custodia del Archaeological Survey of India y fue declarado monumento.
Gracias a los consejos del recepcionista del hotel The Grand Raveta, de que dejásemos la visita para el lunes en vez del domingo, conseguimos desde muy temprano disfrutar de aquel magnífico lugar casi sin visitantes, las imágenes esculpidas con tanta delicadeza y perfección te absorbían, no había rincón alguno que no te atrajese como un imán.
El estanque de agua no pudimos verlo, está reconstruido y protegido después del terremoto que sufrió Guyarat.
Nos sentamos en la escaleras durante un tiempo para disfrutar del mejor Rani Ki Vav de Guyarat, pero los visitantes indios, familias enteras, solo querían hacerse fotos con nosotras, llegando a agobiarnos un poco.
Las entradas al recinto para los turistas son de 600 rupias y para los nacionales de 40 rupias. El Rani-Ki-Vav está impreso en los billetes de 100 rupias.
Cerca del Rani-Ki-Vav se encuentra uno de los más grandes tanques de agua conocido con el nombre de Shasralinga. Su construcción se le atribuye a Jayasimha Siddharaja (1094-1144 d.C.), como de muchos otros lagos artificiales. Este embalse tuvo que tener unas inmensas dimensiones y su nombre se debe a los pequeños templos con lingas situados a sus orillas, que fueron desmantelados a finales de la Edad Media, cuando se levantó una gran rauza octogonal (santuario o tumba) sobre una parte de sus ruinas.
El gran terraplén que lo rodea es de ladrillo macizo y está revestido de mampostería de piedra que forman escalones hasta la orilla del agua. Cerca de la mitad del terraplén oriental se encuentran los restos del antiguo templo de Siva. Estuvo en buen estado de conservación hasta el siglo XVI. Se dice que el tutor de Bairakhan Akbar, de paso por Patan camino a la Meca, fue asesinado al regresar de navegar por este estanque. El agua se dirigía desde el río Saraswati por un canal hasta este lago. Dentro del canal había una Kupa (embalse o cisterna) llamada Rudra-Kupa, que fue construida para suavizar el flujo del agua del río.
Posteriormente visitamos el museo de Patola. Verdaderamente es una pena en el estado que se encuentra, paredes desconchadas, las figuras y piezas antiguas llenas de polvo. La dejadez es total. Una visita que os la podéis ahorrar totalmente, me dio pena ver en el estado tan reprobable que estaba. La entrada al museo cuesta 50 rupias.
Pero si merece la pena ver los talleres donde artistas trabajan el papel, haciendo cuadros de sus deidades y animales, impresionante la destreza como van cortando el papel y dando forma a las imágenes. Los precios son bastantes altos, pero hay que tener en cuenta el tiempo que necesitan para hacer un cuadro. Nosotros estuvimos en “Patola House” en Rani Ki Vav Road, con Narendra Jadiya, un señor amable que no duda en darte toda clase de explicaciones.
El templo jainista Suri Panchasara Parshwanath Jain Derasar, construido en el siglo VIII durante el reinado de Vanaraja Chavda, uno de los gobernantes más prominentes de la dinastía Chavda. Durante la dinastía Chaulukya, Patan fue el mayor centro de peregrinaje del jainismo. Hay más de 100 templos jainistas en la región. Este templo fue reconstruido en los siglos XVI-XVII después de la destrucción de los musulmanes.
Este templo es uno de los más grandes de Patan, pertenece a la secta Svetambara del jainismo. Está construido en mármol blanco con un rico trabajo en piedra con tallas sagradas. La figura principal es un ídolo de mármol de 1,5 metros de altura de Parshvanatha, sosteniendo 2 lotos en la mano, un lazo en la mano derecha y un aguijón en la izquierda.
El techo abovedado está decorado con círculos concéntricos de figuras y bandas de ornamentos con un colgante en forma de loto que se extiende desde la cúpula del techo central.
El calor se hacía insoportable, las baldosas estaban tan calientes que pensaba que los píes se me iban a quemar, así que sin pensárnoslo dos veces nos fuimos a almorzar al hotel The Gran Gaveta. Teníamos claro que no queríamos buscar restaurantes, la comida en el restaurante del hotel era formidable, volvimos a pedirnos los Yaki Noodles y probamos el Sp. Raveta Sizzler, (patatas, arroz, verduras y queso con una salsa que nos dejó alucinados), además tomamos 3 bebidas (nada de alcohol, está prohibido en el estado de Guyarat), todo por unos 11 euros.
Descansamos un poco, y por la tarde nos dimos una vuelta por la ciudad y su mercado.
Patan nos encantó, es una ciudad donde hay mucho que ver, y sobre todo para disfrutar de la amabilidad de su gente.