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Karimunjawa, una isla paraíso

Karimunjawa

Karimunjawa una isla para ir y no regresar

Las paradisíacas islas de Karimunjawa son un archipiélago de 27 islas en el mar de Java, a unos 80 km al norte de Jepara.

Si se quiere descansar unos días del viaje y disfrutar de maravillosas playas de arena blanca, bucear o hacer snorkel, o admirar maravillosas puestas de sol, desde luego este es un lugar donde puedes decir que estás en el paraíso.

Karimunjawa
Karimunjawa

¿Cómo llegar a la isla? La salida de los ferris salen desde Jepara y la compañía que los hace se llama Express Bahari, antes también se podía salir desde Semarang, pero ya no operan.

Express Bahari tiene cuatro salidas semanales. Las salidas son los lunes-martes-viernes y sábados, el regreso son los lunes-miércoles-sábados y domingos. Dependiendo de los días la salida puede ser a las 9 horas o 10 horas. La duración del trayecto es de 1hora 45 mint. Otra forma de gestionarlo es a través del hotel donde te hospedes. Muchos de ellos te pueden hacer la gestión sin problema, solo que pagarás un recargo. El precio por trayecto es de 162.000 rupias (10,50 euros), en clase ejecutiva (año 2019), en clase vip son 40.000 rupias más. No hay mucha diferencia entre clase vip y ejecutiva. En el puerto hay que pagar una tasa de 2000 rupias por persona.

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Hotel Breve Azurine Lagoon Resort

A la llegada a la isla nos maravilló sus limpias aguas entre tonos azules y verdes. Daban ganas de tirarse de cabeza inmediatamente.

Nos alojamos en el hotel Breve Azurine Lagoon Resort, quisimos darnos un lujo. El hotel está a 2,4 km del puerto, por lo cual organizamos que nos recogieran y el transfer nos costó 30.000 rupias (unos 2 euros).

Cuando llegamos la primera impresión fue maravillosa, teníamos unas vistas al mar magnificas. El cuarto de baño era muy pequeño pero por los demás nos pareció perfecto. Dejamos las maletas, nos pusimos nuestros trajes de baño y nos dirigimos a la recepción para entregar nuestros pasaportes, allí nos esperaban para darnos algunas explicaciones de lo que podíamos hacer durante nuestra estancia, y la directora del hotel Jean Marc estaba allí para darnos la bienvenida.

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Playa del Breve Azurine

Antes de llegar a recepción que estaba en la planta baja de una de las edificaciones que tenía el hotel, entramos en una habitación por error, era una suite. Era maravillosa tenía la cama en el centro de la grandísima habitación, además estaba rodeada de terrazas.

Una vez pasamos por la recepción nos dirigimos al restaurante para almorzar. Quisimos hacerlo en la pasarela que se introducía en el mar. Realmente era maravilloso.

El hotel tiene su playa privada. Después del almuerzo nos dirigimos a la playa, caminamos un poco entre rocas para llegar a una pequeña playa. El agua estaba caliente, era una gozada. Solo un pequeño problema y esto es debido a la poca educación y civismo de los humanos, Herminia estuvo sacando botellas de cerveza del agua, algunas de las botellas estaban rotas, conllevando un peligro para los bañistas. El chico que tenía el bar en la playa le dio las gracias a Herminia, pero creo que un hotel de esa categoría debería de vez en cuando limpiar la zona.

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En el Breve Azurine Lagoon Resort

Llegada la tarde noche nos arreglamos para ir cerca del puerto para disfrutar del famoso mercado y restaurantes de pescado. Quisimos ir andando, pero el hotel nos ofreció un taxi para llevarnos y recogernos. El precio del trayecto fue de 50.000 rupias (unos 3.20)

Comenzamos a caminar y nos llamaba la atención la variedad de pescados que jamás en mi vida había visto, además de las gambas y langostas que vendían. Bueno todo se trata de comprar el pescado y en la misma calle te lo hacen a la parrilla. Mientras tú buscas un sitio para sentarte en una especie de fardos en la arena de la playa junto a una mesa. Nos dimos unos cuantos paseos viendo lo que ofrecían, también sabíamos que teníamos que regatear.

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Pescados en el mercado

Si hablamos de las condiciones de higiene, es mejor no pensarlo, el agua donde lavaban los pescados estaba bastante sucia, y alguna que otra rata pululaba por allí. Pero de todas formas nos decidimos por unas gambas, langosta y calamar. Herminia buscó una mesa, mientras Vicen y yo nos íbamos a comprar unas cervezas para acompañar la cena.

Las mesas eran largar y nos sentamos junto una familia encantadora, al final fue lo mejor de la cena, porque si hablamos de cómo estaba lo que habíamos pedido, tengo que decir que dejaba mucho que desear, estaba todo más que pasado. Así que si muchos hablan de la fama que tiene y lo bien que se come, mi opinión es que os busquéis un restaurante, porque nosotras después de haber hecho la experiencia, no lo recomendamos, luego tuvimos que ir a comer unas pizzas en restaurante porque estábamos muertas de hambre.

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Cenando en la playa

A la mañana siguiente contratamos con el hotel una excursión en barco para conocer otras islas y hacer snorkel. El precio para las tres fue de 2.050.000 rupias (unos 132 euros).

Desde el hotel nos llevaron al embarcadero y allí nos esperaban para comenzar la excursión. Nuestro guía se llamaba Roni.

Nos fuimos alejando de la isla y estuvimos navegando durante un buen rato. De pronto el barco comenzó a reducir velocidad, nos estábamos acercando a una zona de arrecifes y allí sería donde practicaríamos un poco de snorkel. Para mí, fue la primera vez y ahora mismo no sé cómo explicar la sensación que tuve. Los colores de los corales, al igual que de la gran diversidad de peces en tamaño y colorido, aquel era otro mundo, donde el silencio y la belleza me excitaban. No sabía dónde mirar, si pararme o continuar, era como un mundo irreal, un cuento donde solo cabe color y belleza. ¡Quedé fascinada!

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Con nuestros guías

Creo que si viviese en una isla como aquella estaría todo el día buceando. Regresamos al barco y continuamos nuestro trayecto hasta la Pulau Giliang. Mientras nos íbamos acercando veíamos los diferentes azules que el agua cristalina tenía. Era un espectacular.

El barco atracó y tuvimos que zambullirnos en el agua para llegar a la playa de arena fina y blanca. Mientras nos acercábamos a la playa un grupo de mujeres chinas estaban locas por hacerse fotos con nosotras, claro que ellas iban tapadas hasta la coronilla y nosotras en bikini, y eso de hacerse una foto con una mujer en bikini les encantaba.

Nos dimos un paseo por la playa, donde los cangrejos caminaban a sus anchas y los peces se acercaban a la orilla.

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Pulau Giliang

Uno de los chicos del barco vino a buscarnos para almorzar. Nos prepararon un picnic a base de pescado que estaba delicioso. Nos pusieron una manta y nos sirvieron. Si soy sincera, nos hubiésemos quedado allí para siempre.

Regresamos otra vez al barco y pusimos rumbo a otros arrecifes de coral para volver a sumergirnos. Si la primera inmersión me fascinó, la segunda no tuvo parangón. Si hubiese estado en un cuento, hubiese querido ser la sirenita.

Otra vez en el barco pusimos rumbo a la isla Pulau Cemara Besar. Arena totalmente blanca, agua azul turquesa, y cerca de la orilla estrellas de mar. Ahí fue donde le dijimos a Roni que nos quedábamos, que él se podía ir.

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Picnic en Pulau Giliang

Vimos atardecer en el barco, no fue una puesta de sol espectacular como esperábamos, pero no nos importaba, íbamos más que contentas con la excursión.

Regresamos al hotel, teníamos cita a las seis de la tarde para darnos un masaje. Poco antes de la hora prevista el personal del hotel vinieron a la habitación para prepararla. Pusieron dos colchonetas en el suelo y a una se le daría en la cama. Cuando hicimos la reserva se nos preguntó por el tipo de masaje que queríamos, si masaje tradicional o de presión. Elegimos el masaje tradicional indonesio, y menos mal que lo hicimos.

Llegaron tres señoras a las 6 en punto, no hablaban nada de inglés, una de ellas era una señora mayor,  y ella fue la que me dijo que me lo daba a mí.

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Estrellas de mar en Pulau Cemara Besar

Todo el tiempo que duró el masaje no pararon de hablar y de vez en cuando eructaban, nosotras no sabíamos si reír o decirles algo. ¡Ahora sí! En mi vida me han dado un masaje tan doloroso, protesté una vez, pero estuve a punto de chillar más de una vez. Creía que por ser mayor no tendría tanta fuerza, pero aquella señora me iba a romper los huesos, soy una persona que el umbral del dolor lo tengo bastante alto, pero juro que aquello me iba a partir. De todos los masajes que me he dado en Asia este ha sido como para llorar después de dártelo. Como fue, que después del masaje nos fuimos a cenar, mis amigas me comentaban lo callada que estaba y yo les decía que no tenía ni fuerzas para hablar. Al final acabé con cinco moratones en un brazo y tres en otro. Me machacó viva por el módico precio de 200.000 rupias (unos 13 euros).

Me fui a la cama nada más terminar la cena, no podía con mi cuerpo.

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Pulau Cemara Besar

Al día siguiente por la mañana temprano, después del desayuno, pedimos que nos preparasen la cuenta. Con anterioridad le habíamos enviado una transferencia para reservar el barco y pagar el 30% de la habitación. Cuando nos dieron la cuenta le pedimos que por favor nos dijeran a cuanto habían hecho el cambio ya que pagamos en euros. No hubo forma de que nos los dijeran, ellos se limitaban a decir la cantidad en rupias. Quisimos hablar con la manager que tan amablemente nos había recibido, pero cuando el personal de recepción la llamó, no apareció para nada. Así que la Sra Jean Marc solo aparece para dar la bienvenida, los problemas se los deja a los recepcionistas. Nos marchamos un poco decepcionadas del Hotel Breve Azurine. Pero también tengo que decir que el personal es muy amable y correcto.

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En Pulau Giliang

Uno de los mejores hoteles de la isla, donde la playa está llena de botellas de cristal, el techo de nuestra habitación estaba todo manchado por haber tenido goteras y la poca iluminación que tenía la habitación que a veces para leer algo teníamos que coger la linterna, deja mucho que desear.

Pero si nos hubiese gustado quedarnos unos dos días más para conocer la isla mucho mejor, aunque hubiese sido en otro hotel.

Cogimos el barco hasta Jepara y desde allí el hotel nos había reservado un coche para trasladarnos a Semarang (78 km) por el precio de 500.000 rupias ( 32 euros).

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Atardecer

Llegamos a Semarang, nos alojamos en el Hotel Quirin, un hotel sencillo pero con amplias habitaciones y realmente no está mal, pues era solo para una noche, a la mañana siguiente continuábamos nuestro viaje a Borneo. El precio de la habitación fue de 23 euros.

Decidimos dar una vuelta por la ciudad. Nos dirigimos al barrio Kampung Pelangi conocido también como Rainbow Village. Anteriormente este barrio era un suburbio y sus habitantes decidieron darle vida, cogieron pintura de vivos colores y se pusieron mano a la obra. Hoy es un pintoresco barrio que merece una visita, en donde los colores del arco iris y bonitos murales cubren sus fachadas.

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Kampung Pelangi

Posteriormente nos dirigimos al centro de la ciudad para cenar, cogimos un taxi ¡y ojo! con taxímetro. Cuando llegamos a la zona donde queríamos ir, el taxímetro marcaba 14.000 rupias, le doy a conductor 20.000 y no me da la vuelta. Le comento que la cuenta no está bien, y de muy mala gana me da el cambio. NO HABLAMOS DE CANTIDAD DE DINERO, pero me da coraje que me tomen el pelo. Así que cuando me dio la vuelta se la devolví como propina, estamos hablando una cantidad ridícula, pero me molesta esa cara dura, porque de todas formas íbamos a dárselo, pero ellos lo dan por hecho.

Estábamos cansadas y no nos quisimos romper la cabeza, así que nos fuimos a la Tratoria Cucina Italiana en la calle JL. Gajah Mada n.146. El precio de la cena para las tres fue de unos 32 euros, incluyendo las cervezas que es lo que realmente encarece la factura, y la calidad es bastante buena.

Regresamos al hotel, el cuerpo me dolía y los moratones del masaje iban apareciendo.

 

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