Kandy, conocida como la capital de las montañas
Kandy, una ciudad que destaca por su belleza y por ser en corazón del budismo, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988.
No fallaba ni un minuto, Thilak siempre llegaba puntual. Hoy tocaba la visita la ciudad de Kandy. Capital de la Provincia Central del país. Esta situada en un valle donde proliferan las plantaciones de te.
Nos llevó al centro, nos dejó delante del Templo del Diente de Buda mientras el aparcaba. Nos acercamos al fantástico Lago de Kandy, construido en 1807 por Rajasinha, último monarca de Kandy, quien empaló y condenó a muerte a varios jefes de pueblos cercanos por negarse a que sus habitantes trabajasen como esclavos en la obra. Justo al lado del templo pudimos contemplar cómo se llevaban en un camión dos elefantes que pertenecían al templo. En frente un edificio colonial “El Hotel Queens”. Mientras nuestro guía volvía nos acercamos a los coloridos puestos de flores donde elaboraban con ellas bonitas ofrendas para Buda. Los alrededores del templo era un hervidero de gente.
Llegó nuestro guía y nos dirigimos al Templo del Diente de Buda. El día anterior nos dijo que por favor llevásemos puesto pantalones largos y los hombros cubiertos. La entrada al templo no entra en el abono del Triángulo Cultural.
El templo se erigió bajo el mandato del rey Vira Narendra Sinha en las primeras décadas del siglo XVIII a orilla norte del lago. Es un edificio de estilo clásico europeo, la estructura octogonal y el foso fueron añadidos por orden del rey Wickrama Rajasinha. En 1998 sufrió un atentado por militares del LTTE = Tigres de liberación del Eelam Tamil, sufriendo importantes daños sobre todo la biblioteca, donde se guardaba una importante colección de manuscritos en hoja del palma. Fue restaurado en pocos meses.
Según la leyenda alguien rescató de la pira funeraria un diente de Buda sobre el año 453 a.C. y dicha reliquia fue llevaba a Sri Lanka escondida en los cabellos de una princesa sobre el siglo IV de nuestra era. La reliquia fue cambiando de lugar según las capitales de los reinos cingaleses. Un ejército indio en el siglo XIII se lo llevó de vuelta a su país. El rey de Polonnaruwa Parakkamabahu III la rescató a principios del siglo XIV. Los portugueses se hicieron con dicha reliquia en el siglo XVI trasladándola a su colonia India de Goa y allí la quemaron. Esta teoría es desmentida por los cingaleses diciendo que le dieron una copia del diente.
En el edificio principal Vahahitina Maligawa se halla la capilla que guarda la reliquia, que no se puede ver, está dentro de una urna de oro en forma de dagoba. Pasas delante de la reliquia bastante rápido, unos guardas van dirigiendo a los visitantes exigiendo celeridad. En las dos plantas superiores se halla el Museo Sri Dalada.
El templo estaba abarrotado, le pregunté a Thilak que si visitándolo a primera hora de la mañana sería mejor para poder hacer fotos, me contestó que no, que a todas horas estaba lleno; así que hice las que pude. Este templo es el símbolo de la soberanía e independencia cingalesa. El templo está abierto desde las 5:30 horas hasta las 20:00 horas.
Terminada la visita nos fuimos al parking, mientras caminábamos vi que Kandy es una ciudad en ebullición; tráfico, gente, tiendas etc., nada que ver con lo que hasta ahora habíamos visitado. Después de hacer unas comprillas nos fuimos a almorzar al Kandyan Arts Residency, dirigido por el Sr. Chaminda Yapa Bandara, el restaurante está en la última planta del edificio con lo cual tiene unas magnificas vistas. Pasamos del bufé y nos decantamos por la langosta, la pedimos a la plancha y sin ningún tipo de salsas. El almuerzo fue fabuloso, el precio que pagamos por las dos fue de unos 32 euros, cosa impensable en nuestro país, claro está que imposible para el nivel de vida de la mayoría de los cingaleses.
Por fin una tarde libre, después de aquel almuerzo tan fabuloso Thilak nos dejó en el centro de la ciudad, queríamos ir al mercado central, él quería quedarse con nosotras pero le dijimos que no pasaba nada que era su tarde libre y nosotros queríamos dar una vuelta por la ciudad. Al final lo convencimos, pero a él se le notaba que no estaba muy de acuerdo.
Nos dirigimos al mercado y desde primera hora un señor llamado H.A. Mahindapela se nos acercó y nos mostró el mercado. Nos fuimos al puesto número 22 perteneciente al Sr. Mohamed, por lo visto era famoso, salía en la guía del Trotamundos. Nos mostró las fotos que le habían enviado los clientes así como las postales. Compramos especias, té, cremas, aceite de masaje, incienso. Había una tremenda diferencia de precios en relación con el Jardín de Especias que visitamos el día anterior, así que os recomiendo que compréis en mercados o tiendas comunes. Estuvimos allí un buen rato conversando y haciéndonos fotos, le prometimos que le enviaríamos las fotos y las postales.
El mercado se compone de dos plantas, en la planta baja básicamente te encuentras con la alimentación y en la planta de arriba ropa y suvenires. Todo el tiempo el Sr. Mahindapela estuvo indicándonos donde debíamos ir y nos ayudaba a encontrar lo que buscábamos. Estuvimos en la tienda “Ranjana’s” especialista en sedas, pashminas, trajes típicos. Tengo que decir que fue un señor muy atento y amable. Cuando vimos lo que habíamos comprado empezamos a preocuparnos por el peso de la maleta.
Al final estuvimos dando una vuelta por la cuidad y quedamos con el Sr. Mahindapela porque él nos llevaría al hotel con su tuk-tuk, nos dio una tarjeta de visita y vimos que era también guía de inglés, francés e italiano. Cuando nos subimos al vehículo nos preguntó si no nos importaba llevarnos a su primo, vivía a mitad de camino del hotel, le contestamos que sí, pero las guías advierten que cuando tomemos un medio de transporte como taxis o tuk-tuk, jamás aceptemos a nadie más como pasajero. Lo único que puedo decir del Sr. Mahindapela es que fue muy simpático, servicial y nos cobró lo que estaba estipulado.
Cuando llegamos al hotel nos encontramos con la sorpresa de que Thilak estaba esperándonos, creíamos que había pasado algo. !Y no¡. Era que estaba preocupado por nosotras y como no estaba tranquilo vino a esperarnos. Fue todo un detalle pero le dijimos que estábamos acostumbradas a viajar solas, era como un papaíto.