El alma de Camboya
El periodo angkoriano abarca más de seiscientos años y en ese periodo se construyeron los templos de Angkor y los jemeres consolidaron su posición como una de las mayores potencias del Sureste Asiático.
Todavía eufórica por la belleza de la visita que hice el día anterior a algunos de los templos de Angkor, estaba deseando que nuestro guía Mithona llegase a recogernos y ponernos en marcha. Sabía que todavía quedaba muchos de los impactantes templos.
Comenzamos por el templo Thommanon, dedicado a Siva y Visnú, construido por el rey Suryavarman II en el siglo XII, continuamos con la visita de Chay Say Tevoda, también construido por el mismo rey y en la primera mitad del siglo XII, restaurado en un proyecto por la República Popular de China.
A medida que pasaba el tiempo el calor se iba intensificando, y aunque no me importase a veces se hacía un poco duro. Pero ese era el precio que había que pagar por estar en unos de los lugares más maravillosos que había visto.
Me quedé muda cuando Mithona nos llevó a Ta Prohm, estaba engullido por la selva, las raíces de los arboles parecían que acariciaban y cuidaban del templo. Construido a partir de 1186 y conocido originariamente como Rajavihara (Monasterio del Rey), fue un templo budista dedicado a la madre de Jayavarman VII. Utilizado como monasterio real y universidad para monjes budistas mahayanas. Era como transportarte en el tiempo, estar en una película en un mundo perdido, donde la magia y belleza van cogidas de la mano. Mithona gran observador y buen guía nos dejó tiempo para disfrutarlo, pero la verdad me hubiese quedado allí. Poco a poco iba comprendiendo la grandeza de aquel imperio del Sureste Asiático.
Muchos templos fueron limpiados de vegetación, pero en este por ejemplo, los árboles sirven de sujeción a muchos muros, por muchos de sus pasillos no se puede pasar porque bloques de piedras han sido desplazados por las raíces. Muchos de sus bajorrelieves están cubiertos por el musgo, liquen y plantas trepadoras.
Observas como el hombre construye grandes edificios, templos, robándole el sitio a la naturaleza, pero luego esta poco a poco recupera lo que había sido suyo.
Tocaba descanso y nos llevó a almorzar a Les Orientalistes en Wat Bo Road, Siem Reap, muy recomendable y muy cerca del mercado local donde yo disfruto como una niña pequeña.
Calles enteras de puestos y puestos de ropa, zapatos, joyerías, frutas, comida, peluquería y salones de belleza, sastrerías, todo mezclado pero separados por gremios. La vida se agita en los mercados de Asia, a veces todos tus sentidos son incapaces de captar el bullir de aquella gente.
Después de ese descanso volvimos para seguir visitando más templos. Estábamos en el Prasat Kravan que consiste en cinco torres de ladrillo rojo y una terraza común, famoso por sus tallas de ladrillo interiores ocultas en sus torres, sus bajorrelieves tienen grandes representaciones de Visnu y Lakshmi, está orientado hacia el este. Este templo está dedicado a Visnú y fue construido en el año 921.
Posteriormente fuimos al Sra Srang (piscina de las Abluciones) de 800 m de largo por 400 m de ancho, reservada para el rey y sus esposas. El Banteay Kdei enorme monasterio budista de finales del siglo XII construido durante el reinado de Jayavarman VII. Gran parte del templo está en un estado ruinoso, no por ello deja de ser interesante y mucho menos concurrido que el Ta Prohm. Cada una de sus cuatros entradas está decorada con Garudas, que sostienen al vuelo los cuatros rostros de Avalokiteshvara.
Por último fuimos al templo Pre Rup significa (cambiar el cuerpo), se cree que pudo ser en sus inicios un crematorio real. Construido por Rajendravarman II sobre el año 961-962, es un templo-montaña en forma de pirámide, se utilizó laterita, ladrillo, piedra arenisca y estuvo decorado con una capa de escayola. Nos quedamos para ver el atardecer y como iba cambiando de color el templo.
Nuestro día de visitas había finalizado, fue agotador, y por ese motivo le pedí a Mithona que me llevase a una sala de masajes que fuese recomendable (S.O. Angkor Khmer Massage). Así lo hizo. También le explicó a la masajista que tenía problemas de espalda y cuello para que se centrase más en esas zonas. Tenía una contractura en el cuello desde hacía once meses.
Cuando me levanté de la camilla de masajes empecé a girar la cabeza a un lado y otro, la masajista se preocupó un poco al ver los movimientos que estaba haciendo y me preguntó si me había hecho daño, contenta le conteste que hacía meses no podía moverme tal y como lo estaba haciendo en ese momento. Desde la sala de masajes me pidieron un tuk-tuk para irme al hotel.