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El Valle de Bagan.

Bagan

El corazón de Myanmar

Si en muchos de mis viajes por Asia siempre he traído un buen recuerdo, el Valle de Bagan ha sido de los lugares que más me ha impresionado. La belleza de sus templos y en sí todo lo que rodea, es una de las maravillas que en la vida hay que visitar.

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Fabrica de lacados

Esa mañana nos levantamos con la ilusión de desplazarnos al Valle de Bagán, hicimos el trayecto el avión, son unos 620 km y las carreteras en Myanmar son a veces una tortura. Todos estábamos muy expectantes porque habíamos visto muchas fotos y oído hablar de que el valle era una maravilla.

Llegamos en una hora aproximadamente, del aeropuerto inmediatamente nos trasladaron al hotel, del grupo un matrimonio fue alojado en un hotel y el resto en el Hotel Bagan, que se encuentra en el mismo valle. Dejamos los  equipajes y nuestro guía nos llevo a ver algunas de las pagodas.

Bagan
Hotel Bagan

Bagan, antiguamente conocida como Pagan es una antigua ciudad ubicada en la región de Mandalay. Fue capital del reino Pagano desde los siglos IX al XIII. Entre los siglos XI y XIII se construyeron más de 10.000 templos budistas, pagodas y monasterios en las llanuras, de los que solo unos 2.200 sobreviven aún.

Comenzamos por la pagoda “la más sagrada” “Shwe Zi Gon Paya”, cuya construcción la comenzó el rey Anawrahta y la terminó el rey Kyanzittha. Se construyó para albergar una de las 4 réplicas el diente de Buda de Kandy (Sri Lanka). Es una de las stupas más antiguas de Bagan y famosa por ser el primer lugar en el que los 37 nat fueron oficialmente respaldados por la monarquía bamar. En cada unos de los cuatro puntos cardinales hay un santuario que alberga una estatua de bronce de buda de pie de 4 m de altura.

Bagan
Hotel Bagan

La segunda visita fue al templo de Ananda, unos de los más exquisitos, grande, mejor conservado y venerado de Bagán, se cree que fue construido entre 1090 y 1105 por el rey Kyanzittha. En su interior hay 4 estatuas de Buda de pie de 9,5 metros, la base y terrazas están cubiertas por baldosas vidriadas en las que hay representadas escenas del Jataka* (tipo de relato budista de unas de las etapas del buda histórico o sus discípulos en su proceso por alcanzar la iluminación).

Seguimos visitando algunas más al igual que una fábrica de lacados donde trabajaban la madera de teca. Regresamos al hotel para almorzar y descansar un poco, el calor era sofocante pero la verdad que no me importaba nada.

Si es verdaderamente una pena algunas de las reconstrucciones que se han llevado a cabo, llegando a utilizar materiales modernos y sin prestar atención a los estilos arquitectónicos. También se ha llegado a construir un campo de golf y una atalaya de unos 61 metros de altura.

Bagan
En el valle de Bagan

Por la tarde nuestro guía nos llevo a una pagoda para poder contemplar el atardecer. Aquello no tenía parangón, se me puso el bello de punta. Poder contemplar desde lo alto el valle con sus más de dos mil templos y la bruma del rio Ayeyarwadi a los lejos hizo que me trasladara en el tiempo. Es de las cosas más bellas que he visto. Me quedé con Rosario una compañera de viaje en la pagoda y esperamos a que todos los turistas se fuesen, queríamos estar solas sin ruido para recrearnos en su grandiosidad. La ambición de los reyes de Bagán hicieron construir más de 10.000 templos (1057-1287), dos siglos y medio de esplendor hasta la invasión de los mongoles. Desde esta invasión la zona de los templos quedó abandonada expuesta a saqueos, terremotos, erosión y excrementos de murciélagos.

Por la noche cenamos en el hotel, tocaba comida típica birmana, esa noche solo comimos arroz blanco y bebimos cerveza, hice varios intentos por comer, pero aquello picaba a morir, las lágrimas se me caían mejilla abajo como si hubiese estado pelando cebollas y creía que por las orejas me salía fuego, pues solo hacia sujetármelas.

A la mañana siguiente me levanté con un hambre atroz, eso de cenar solo arroz blanco y beber cerveza no era lo mío. Nos encontramos en los jardines del hotel para desayunar en una armonía extraordinaria, pues la noche anterior no comimos pero reímos todo lo que había que reír, Antonio el marido de Rosario estuvo sembrado como decimos en Andalucía.

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Templo de Ananda

Continuamos con nuestro recorrido por el valle. Primeramente nos llevaron al pueblo de Min Nan Thu. Nos recibieron en una casa construida de ratán para mostrarnos sus formas y costumbres de vida. La casa solo tenía una habitación grande con techos muy altos, allí se cocinaba, dormía y comía. Nos invitaron a un té y mientras nos lo tomábamos un ratón se paseaba por las vigas alegremente. Condiciones de vida muy dura pero te reciben con una amabilidad encantadora y como no, la sonrisa no puede faltar.

De allí fuimos a un estanque donde ellos se abastecían de agua. Las mujeres son las que suelen ir por el agua, en un palo de madera cuelgan en ambos lados un cubo para hacer balanza. Lo que si era una pena ver el estado en que se encontraba el estanque.

Continuamos con Tayoke Pyay, construido por el rey Narathihapate (1256-1287), su nombre significa “el rey que huyó del ejercito de China”. Entramos al nivel superior para tener una perspectiva de día del valle.

Bagan
Valle de Bagan

El Dhammayangyi Temple, es el más grande de los templos de Bagan, fue construido por el rey Narathu (1167-1170). Se cree que el rey Narathu construyó este templo para expirar sus pecados tras asesinar a su padre y hermano para llegar al poder. Su interior está tapiado por razones que se desconocen, solo se puede visitar los pasillos exteriores y cuatro porches. Otras crónicas dicen que fueron asesinados por los invasores cingaleses.

En Myanmar la entrada a los templos se hace totalmente descalzos, no te permiten que te pongas tampoco calcetines como en otros países, y da igual el estado del suelo.

Llegó la hora de almuerzo, fue en un restaurante dentro de nuestro itinerario, claro está que era más bien para turistas y las cervezas eran bastante caras para el nivel de vida del país, pagábamos de 3 a 3,50 dólares, sin embargo el ron (medida inglesa) costaba 0,40 céntimos de euro.

Cerca estaba el museo Arqueológico el cual visitamos, no es que tuviésemos muchas ganas porque entre la comida y el calor que hacía nos había dejado caos, pero viene bien visitarlo para entender un poco mejor la historia de Myanmar. Tiene tanto réplicas como objetos auténticos de los templos de Bagan, el problemilla que tuvimos es que muchas de las inscripciones estaban en su lengua, no había traducciones.

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Estanque en Min Nan Thu

Por último dimos un paseo en barco al atardecer por el rio Ayeyarwadi,  después de un día largo y muy caluroso aquello era lo mejor que nos podían haber ofrecido. Cantidad de templos a ambos lados de la orilla, el sol iba poniéndose, el color que iba adquiriendo la tarde era tan dorado como sus cúpulas.

Bagan es un lugar para soñar.

 

 

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