Las Cuevas de Ajanta una joya arquitectónica
En el estado de Maharashtra a unos 100 km al norte de Aurangabad se encuentra las Cuevas de Ajanta, una joya artística de la India excavadas y esculpidas en la roca.
El madrugón que nos dimos fue tremendo, nuestro vuelo salía de Mumbai a las 5:30 horas de las mañana rumbo a Aurangabad, el aeropuerto está a más de una hora de camino.
Cuando llegamos nos esperaba un guía de habla hispana y el chofer Nagesh Gowda, con el conductor haríamos todo el trayecto de Karnataka hasta Bangalore. Nos llevaron al hotel Taj Residency, “magnifico”, tranquilo y además con un servicio muy amable y muy buena cocina
Dejamos el equipaje e inmediatamente nos llevaron a ver las Cuevas de Ajanta. Desde hacía años era una ilusión poder visitarlas, una amiga me pasó la información y me quedé fascinada y la verdad que no me decepcionó para nada. Se encuentran a unas dos horas y media de viaje desde Aurangabad.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, forma un conjunto de 30 cuevas en un risco en forma de herradura en el centro de los montes Indhyagiri. Estuvieron ocultas entre la vegetación de la jungla hasta 1819 , John Smith, del 28º de Caballería de Madrás lo descubrió mientras participaba en una cacería de tigres.
Las cuevas se dividen en dos grupos. El más antiguo pertenece al periodo hinayana (siglos II-I a.C.). Buda no se representa en forma humana, sino con símbolos. El segundo grupo del periodo mahayana (siglos V-VI d.C.), se labraron bajo el gobierno de la dinastía Vakataka.
Las cuevas estuvieron habitadas por monjes, artistas y artesanos. Estilísticamente se pueden dividir en dos grupos chaitya grivas (sala de oraciones) y viharas (monasterios). Las primeras con techos abovedados y columnas octogonales que dividen el espacio en una sala central con una stupa votiva. Las viharas incorporan una galería, una sala rodeada de celdas y un sanctasanctórum con grandes figuras de Buda. Destaca la cueva nº1 (cueva mahayana) por sus fantásticos murales y el friso está esculpido con escenas de la vida de Buda. La cueva nº 27 (siglo VII) recoge el magnífico arte escultórico de Ajanta, con espléndidos paneles, uno sobre la tentación de Buda por el demonio Mara y una imagen de 7 metros de Buda recostado, la cueva nº2 con una fachada espectacular donde están esculpidas imágenes de los Reyes Naga y sus sirvientes, y así sucesivamente podría estar nombrando sin parar detalles de las cuevas.
En lo concerniente a la antigüedad se pueden dividir en tres grupos: las más antiguas datan del siglo II al siglo I a.C., tiempo de la dinastía Shatavahana, el segundo grupo datan del siglo III al siglo V durante la dinastía Vakataka y el tercer grupo que data de finales del siglo VI y finales siglo VIII , dinastía de los Chalukya de Vatapi.
La subida a las cuevas se hace un poco dura, dependiendo del calor que haga y aquel día caía a plomo. Si no quieres subir los escalones hay porteadores que te llevan en una silla. Puedes hacer fotos, el flash está prohibido, así que hay que tener un buen pulso para poder captar aquella maravilla. Los lunes permanecen cerradas.
Indudablemente es un lugar para recrearse y disfrutarlo. Sentarse y admirar algunas de sus espectaculares fachadas, como perderse en el interior de las cuevas, observar que la mayoría de sus visitantes son autóctonos y el color de sus saris hace más fascinante este lugar.
El almuerzo lo hicimos en un restaurante que hay en la entrada al recinto de las cuevas.
Teníamos horas y media de camino hasta llegar al hotel, el cual estaba un poco retirado de la ciudad. Nos quedamos allí disfrutando de sus jardines y de la comida, asimilando la maravilla que habíamos visitado.