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Bijapur, ciudad de la victoria, Karnataka

Bijapur

Bijapur una ciudad cargada de historia

Bijapur se encuentra a unos 530 km de su capital de estado Bangalore y a unos 550 km de Mumbai. Es una ciudad antigua establecida en los siglos X y XI por los Chalukyas de Kalyani, además es una de las ciudades más pobladas de Karnataka.

A las cinco de la mañana nos pusimos camino a Bijapur, teníamos un trayecto desde Aurangabad de 423 km por delante, traducido en tiempo sería unas nueve horas. El hotel nos dio un desayuno picnic y nos pusimos en marcha.

Bijapur
Amanecer camino Bijapur

Era noche cerrada y la carreta de doble sentido con muchísimo tráfico de camiones, es la carretera principal que lleva de Bangalore a Mumbai. Me senté delante en el coche, iba de copiloto.

La India es bien conocida por su conducción temeraria, era increíble como todos los camiones circularan con las luces largas, era cegador, no sé cómo Nagesh podía conducir. Deslumbrada de tantas luces largas, hubo un momento que cerré los ojos, no fue más de 5 segundos y cuando volví a abrirlos me encontré con un camión de frente que había invadido nuestro carril para hacer un adelantamiento a otros dos camiones, se me quedó la boca seca e intenté como una loca frenar aunque los frenos estuviesen bajo los pies del conductor. La pericia de Nagesh fue extraordinaria, giró el volante bruscamente y fuimos a parar al arcén, nos libramos por centímetros. Desde aquel momento no volví a cerrar los ojos y comprobé que la conducción en La India es a prueba de infartos.

Bijapur
Tomando el desayuno

Comenzó a amanecer y el sol era una bola roja maravillosa, continuamos nuestro camino a base de sobresaltos y yo seguía frenando, me recordaba a la película de los Picapiedras, iba a sacar los pies por debajo del coche para frenar de una vez. Observaba que mucha gente salía al arcén, hasta que me di cuenta de que iban allí a hacer sus necesidades.

Llevábamos ya unas tres horas y media a cuatro en el coche, hicimos una parada para tomar el desayuno en un bar de carretera. Me encantó el lugar porque donde te sentabas era como unos camastros sin colchones con una tabla en medio para colocar las cosas. Pero me llamó mucho la atención la mujer mayor que en cuclillas estaba liándose su cigarrillo. Eso era lo auténtico y nosotros disfrutábamos con ello. Continuamos nuestro camino a Bijapur, se hizo bastante largo, fueron 9 horas a bases de sobresaltos, pero llegamos bien a nuestro destino.

Bijapur
En la cúpula de Gol Gumbad

Bijapur, fundada por los Chalukyas Kalyani en los sg. X y XI y conocida como ciudad de la victoria. Conquistada por el Bahmani Sultanato de Gulbarga en 1347. Este sultanato en 1518 divide en cinco estados disidentes conocidos como los Sultanatos del Deccan y Bijapur era uno de ellos, gobernado por los reyes de la dinastía Adil Shahi. Gran parte de su grandeza se debe a Yusuf Adil Sha fundador del estado independiente de Bijapur. En 1818 pasó a manos de British East India Company y en 1848 anexada a la británica Presidencia de Bombay.

Llegamos para el almuerzo al hotel Madhuvan International. La ciudad recibe poco turismo, así que la oferte hotelera es pobre y más bien de mala calidad. Nada más llegar pedimos una cerveza y nos dijeron que no vendían alcohol, los dueños eran musulmanes y no nos la podían ofrecer. Nos fuimos a nuestras habitaciones y no tardó en venir un chico a ofrecernos una cerveza a la habitación, allí podíamos beberla sin que nadie nos viese. Le dije que no, que no me apetecía beberme medio litro de cerveza en la habitación sola y sin comer.

Bijapur
En el recinto del Gol Gumbad

Fue el peor hotel que tuvimos en todo nuestro viaje, la habitación estaba sucia, en el cuarto de baño la jabonera tenia agua y negra, el jabón daba asco, no había sábanas para cubrirte, solo una manta que dejaba mucho que desear, el aire acondicionado ni poniéndolo a 16 grados enfriaba y estaba negro, si ponías el ventilador el ruido era tremendo. Lo peor fue cuando llegó la noche,  parecía que el tren pasaba detrás de mi habitación, era el transformador de la luz que cada 20 o 30 minutos se ponía en funcionamiento.

Comimos en el restaurante, por lo visto era muy popular y estaba muy concurrido por la gente local de Bijapur. Tuve la mala suerte de sentarme en frente de una zona donde todo el que llegaba se lavaba las manos, se limpiaban las narices y escupían.

Le dije al guía que el hotel era horroroso, que no nos importaba la decoración ni nada, perola limpieza dejaba mucho que desear.

Bijapur
En los jardines del Gol Gumbad

Lo que vimos de Bijapur no nos decepcionó en absoluto. Al primer lugar que nos llevaron fue el Gol Gumbad (Cúpula Circular), el mausoleo de Mohamed Adil Shah, sultán de Bijapur (1627-1656). Fue construido por el arquitecto Yaqut de Dabul y es considerado el triunfo estructural de la arquitectura del Decan. Su cúpula de unos 38 m de diámetro es la segunda más grande del mundo después de la de San Pedro. En cada una de sus esquinas tiene una torre octogonal de siete pisos de altura. Junto a la tumba de Mohamed Adil Shah están la de sus dos esposas, su amante, una de sus hijas y un nieto. La subida se hizo dura, no por los siete pisos si no por el calor aplastante que hacía ese día. Desde arriba disfrutas de unas vistas geniales de la ciudad. El mausoleo es un complejo de edificios que incluye una mezquita, una dharmshala (posada para viajeros) y otros más. Está realizado en piedra de basalto gris oscura.

Continuamos con la mezquita Jamí Masjid, la comenzó Ali Adil Sha I en 1576 pero nunca llegó a completarse. La sala de oración de mármol está dividida en unos 2.250 rectángulos a modo de alfombra de oración. Tiene exquisitas inscripciones del Corán talladas en oro.

Bijapur
Liándose un cigarrillo

Nuestra última visita fue al Ibrahim Rauza, era bien entrada la tarde y no había casi turistas. Un mausoleo de bellas proporciones. Erigido por Ibrahim Adil Sah II (1580-1626) para su reina la sultana Taj, el falleció antes y también fue enterrado allí. Fue diseñado por el arquitecto persa Malik Sandal. Se compone de una tumba y una mezquita elevada sobre un plinto en el centro de un jardín. De los pocos monumentos en Bijapur con un trabajo escultórico de filigranas en piedra y decorativo de importancia.

Terminadas las explicaciones de nuestro guía, nos dio tiempo un poco de tiempo libre para disfrutar de la tranquilidad que en aquel momento se respiraba allí. Me quedé sola observando la tumba y cuando quise darme cuenta tenía detrás de mí unos 10 o 12 hombres que estaban observándome y queriendo entablar conversación conmigo. Me levanté sobre la marcha y me fui donde se encontraba el guía, me asusté un poco. En Bijapur te sientes un poco intimidada, los hombres te miran con bastante descaro.

De regreso al hotel paramos para ver como decoraban sus bueyes, les pintaban los cuernos y les ponen unos anillos, se acercaba el día de la fiesta de la luz la cual la veríamos y disfrutaríamos en Mysore.

Bijapur
Trabajando en la carretera camino Bijapur

Esa noche cenamos fuera con nuestro chofer Nagesh, nos llevó a un edificio alto para tener buenas vistas. Al pobre le encargamos la difícil tarea de pedirnos la comida, no éramos delicados para nada, lo único que tenía que hacer era pedirla con poco picante.

La noche en la habitación fue una tortura, el ventilador hacía un ruido como si tuviese un avión de juguete volando sobre mi cabeza, el generador de luz parecía que cada vez que arrancaba iba a emerger en mi habitación. Impregné las sábanas de repelente de mosquitos, además dejé la luz del baño encendida con una raja pequeña en la puerta para que los mosquitos se fuesen hacía la luz.

A las 4 de la mañana me levanté, creo que dormí un par de horas, cuando fui al baño comprobé que la bañera era negra, pues estaba llena de mosquitos y otros bichos, tuve que enjuagarla para darme una ducha, ni durmiendo en chozas con etnias en Laos sentí el asco que aquello me dio. Me duché, lo que tardé en secarme y ponerme el repelente de mosquitos, me encontré con 16 picaduras en una pierna y 18 en la otra.  Cerré el equipaje y abandoné la habitación, me fui al patio a leer un libro hasta que todos apareciesen por allí para el desayuno. Los trabajadores del hotel no tardaron en sentarse cerca de mi y uno de ellos me pidió el libro (español) y lo estuvo observando y dándole vueltas cerca de una hora.  Sin libro para entretenerme, sin querer entrar más a la habitación, allí estaba yo sentada de noche en medio de un patio.

 

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