La auténtica etnia Naxi
Si quieres ver la auténtica vida de los Naxi y su cultura, el pueblo más indicado es Baisha, además comprobarás lo diferente que es de Lijiang, a pesar de su proximidad. Es una pena decirlo pero Lijiang cansa.
Con cuerpos doloridos por la dura cama del hotel nos fuimos a la calle para buscar un lugar donde desayunar. Descubrimos que la mejor hora para pasear y visitar la ciudad de Lijiang es a primera hora de la mañana, toda esa marabunta de gente había desaparecido, la ciudad te mostraba su cara más bonita. Nos fuimos al Palace Hotel Lijiang, un hotel en el centro del casco antiguo de cinco estrellas, en el cual ofrecían café y desayuno continental. Nos parecía mentira que estábamos tomando un café. El precio del desayuno fue de unos 8,50 euros. Cuando pagamos en recepción mantuvimos conversación con la jefa de recepción que nos atendió amablemente dándonos información y precios del hotel, el cual es muy recomendable.
Regresamos a nuestro hotel, Henry nos esperaba porque íbamos a visitar los alrededores de Lijiang. Hizo trato con una mujer taxista y nos fuimos a visitar el pueblo de Baisha de la etnia Naxi.
Baisha se encuentra al norte de Lijiang y su nombre significa “Arena blanca”, fue la capital del reino de Naxi. Cuna del clan Mu quienes comenzaron a desarrollar una planificación urbana y a canalizar sus aguas. La mayoría de sus edificios fueron construidos durante la dinastía Ming y orientados de norte a sur, entre ellos destacan el Palacio de Dabaoji y templo de Liuli y este pueblo es famoso por sus frescos, una serie de pinturas sobre historias religiosas de taoísmo, budismo y budismo tibetano.
Visitamos el Baisha Naxi Embroidery Institute (Escuela de bordados). Está considerado como el mayor y mejor instituto de bordado étnico en China. La forman 8 maestros naxi, 16 profesores y aproximadamente unos 100 alumnos. Una chica con un excelente inglés nos estuvo explicando y mostrando como hacían los bordados. Todos ellos con hilos muy finos de seda. Algunos trabajos tardaban meses en finalizarlos. Esta escuela intenta salvar la antigua tradición del bordado de seda, pero su prioridad es formar a personas que tienen alguna discapacidad o enfermedad, así continúan con la tradición y dichas personas tienen la posibilidad de tener una fuente de ingresos. Nos mostró la exposición de cuadros que habían bordado, eran verdaderas maravillas, llegando algunos a alcanzar el precio de 2 y 3 mil euros, también había de precios más módicos. Está prohibido hacer fotos. Al final de la visita cuando le preguntamos por su nombre, dice “me llamo Esther”, no podía creer que se llamase igual que yo. Aquí os dejo su página web www.lijiangethnicembroidery.com
Recorrimos la calle principal hasta llegar a una plaza, campesinos con rostros marcados estaban vendiendo sus hortalizas y frutas. Difícil conseguir una foto de ellos, hasta te reemprendían si hacías fotos de las verduras.
Regresamos a la calle principal y nos encontramos con un grupo de músicos bastante mayores tocando instrumentos típicos, era agradable escuchar su música en aquella ciudad antigua. Le pregunté a Henry lo que había escrito en los carteles, pedían dinero para la conservación y propagación de la música.
Desde el casco antiguo en Lijiang, donde se encuentra la noria de agua, salen los autobuses para visitar Baisha.
De allí nos desplazamos a 4 km al noroeste de Lijiang para visitar el antiguo pueblo naxi de Shûhé, (en naxi significa “un pueblo al pie de un pico”), fue una importante parada en la ruta del té y del caballo. Sus calles están llenas de tiendas y restaurantes, es una versión más pacifica que Lijiang, pero a saber cuánto tiempo le queda. Canales con agua cristalina, pequeños estanques de peces, hombres ofreciéndote dar un paseo a caballo, novios haciéndose fotos con escenificaciones digno de una película, pero todavía tanto en su forma de vida como costumbres queda algo de la antigua china. En Shûhé nos quedamos para almorzar en uno de sus tantos restaurantes, ese día Henry pidió el pescado tilapia y verdaderamente nos quedamos con ganas de comer más, estaba bueno.
Desde Shûhé cogimos un taxi para ir al Estanque del Dragón Negro.